Aspecto de un disco.
Aspecto de un disco. Archivo
Historias

¿Descontrol en el uso de los picós en Barranquilla?

Luego de que tres uniformados de la Policía fueran atacados durante una serie de procedimientos para moderar el alto volumen en los 'toques', la institución armada anunció el comienzo de operativos para regular las problemáticas.

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Los picós, potentes máquinas de sonido que ponen a temblar vidrios, paredes y techos de las casas cuando amenizan una caseta, una verbena o un baile popular de barrio es una de esas tradiciones que los barranquilleros y caribeños se niegan a que se pierda y mantienen viva desde hace unos 60 años, o quizás más, como parte de las manifestaciones culturales de ‘la Puerta de Oro’. 

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Por eso no es raro encontrar uno de estos aparatos, en esta época también llamados turbos, que son como una evolución, sonando en cualquier esquina. En carnavales, en un partido del Junior, o en una fiesta normal se usan para compartir con amigos  y vecinos. 

No obstante hoy pareciera que esta costumbre de poner a sonar las potentes cajas de sonido se ha salido de control y se estremecen barrios o zonas residenciales por completo, cuando picoteros o Dj hacen trabajar dos, tres y hasta cinco máquinas al mismo tiempo. Y del goce, según las personas afectadas, pasan de inmediato, como dice la canción, a la ‘guerra’ de picoteros del barranquillero ‘arrebatao’. 

Frente a esta situación, la Policía Metropolitana de Barranquilla ha tratado de hacer valer el derecho general sobre el particular, basándose en el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana, pero la reacción de la comunidad ha sido hostil. 

Muestra de ello son los recientes casos en los que resultaron lesionados agentes de la institución, inclusive una oficial en servicio que llegó a atender el requerimiento de la ciudadanía por el excesivo ruido el pasado domingo 9 de abril.

De acuerdo con el reporte de la Policía Metropolitana de Barranquilla, cuando los uniformados realizaban la “intervención y el desmonte” de un equipo de sonido que estaba “perturbando la tranquilidad” del sector, un grupo de personas comenzó a lanzarles objetos contundentes y les propinaron varios disparos, resultando herida con impactos de arma de fuego la subteniente Doris Marcela Meza Ávila, y lesionado el patrullero Giovany Rafael Salcedo Orozco.

Después de este episodio, en el municipio de Soledad, otro uniformado fue atacado por una mujer cuando este trató de pedirle que apagara el picó que sonaba en la terraza de un domicilio. 

Sobre el hecho, el general Jorge Urquijo, comandante de la Policía Metropolitana, señaló que se ofrecían hasta 50 millones de pesos por información sobre las personas que les dispararon a los uniformados. 

Donde suena el picó hay drogas

El saliente director de la Policía, general Henry Sanabria Cely, señaló en entrevista concedida a AL DÍA que en los espacios donde suenan estos equipos “hay presencia de droga, de menores, afectación a la seguridad ciudadana y se genera conflicto social”. Y agregó, como ejemplo, la reciente masacre del barrio Villanueva, la cual se cometió en un escenario donde se conjugaban todos esos elementos. 

Y agregó que una de las líneas de trabajo del comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, general Jorge Urquijo, era la de prevenir y disuadir las repetidas contravenciones.  

En esa línea, la autoridad explicó hoy que se están realizando controles constantes a través de caravanas por la vida en los diferentes distritos, aplicando la ley en caso de comportamientos contrarios a la convivencia. “Si se auspicia alguna clase de riña en el picó esto trae consigo una suspensión inmediata de actividad, como medio de policía, por alterar gravemente la convivencia y la puede aplicar cualquier patrulla. Adicionalmente se hace la orden de comparendo para aplicar la medida correctiva de suspensión temporal de la actividad”, aseguró la Policía.

El picó no tiene la culpa

AL DÍA consultó a los dueños y fundadores de picós, investigadores culturales, directores de emisoras y  defensores de la cultura picotera. Ellos coinciden en que si bien hay muchas cosas por regular, también coinciden en que el picó no tiene la culpa de la violencia, que el tema es de inseguridad.

Para Raimundo Barrios Barceló, director de la emisora Madrigal Estéreo, y fundador de picós en Barranquilla, “el fenómeno que se presenta con estas máquinas en la actualidad es coyuntural, el picó es sinónimo de baile y recreación”, pero coincidió en que hay descontrol en el volumen en algunos casos, y debería existir una reglamentación clara para el funcionamiento de los aparatos, lo cual de momento no existe.

Para Harold Iriarte, propietario del picó ‘El Imperio’, “el tema de inseguridad no tiene por qué afectar a la cultura picotera”.

"No estigmaticen al picó"

El investigador Cultural Laín Domínguez, sostiene que el picó es un aparato que presta un servicio, y suena en todas partes porque aquí nació el picó y hace parte de la idiosincrasia del barranquillero, no se puede estigmatizar al picó”, Afirmó.

Ralphy Polo, un defensor de la cultura picotera de antaño y quien viene luchando para que se declare al picó como Patrimonio Nacional, manifestó que “la violencia no está en el picó, está en como tú te educaste”. Agrega, que “están generalizando los picós grandes con los picocitos caseros y en eso hay una confusión. Nada tiene que ver el picó con los problemas  de la gente”.

Entre tanto, los picós seguirán sonando y la violencia ojalá pare.

¿Quién regula los permisos?

Antes de 2021 los alcaldes menores de las diferentes localidades en Barranquilla tenían la potestad de dar su visto bueno para la expedición de permisos de baile. Sin embargo la última palabra siempre estaba en manos de la Secretaría de Gobierno del Distrito. Pero con la pandemia, estas disposiciones cambiaron y en la actualidad es solo el Distrito el que otorga los respectivos permisos.

La secretaria de Gobierno de Barranquilla, Jennifer Villareal, precisó sobre los requerimientos necesarios para poner a sonar un picó. “De acuerdo con lo establecido en los decretos 0901 de 2016  y 334 de 2019, en el Distrito de Barranquilla todo evento de aglomeración de público debe contar con unos requisitos mínimos para poder ser aprobados a través del Comité de Eventos”.