Su nombre es complicado y los síntomas también, pero es una realidad. La espondiloartritis anquilosante es una enfermedad inflamatoria que, con el tiempo, puede provocar que algunas vértebras de la columna se fusionen. Esta fusión hace que la columna se vuelva menos flexible y que adoptes una postura encorvada hacia adelante. Si las costillas también están afectadas, respirar hondo puede resultar difícil.
La espondiloartritis anquilosante afecta con mayor frecuencia a los hombres que a las mujeres. Los signos y síntomas comienzan, por lo general, a principios de la adultez. También pueden inflamarse otras partes del cuerpo, más que todo los ojos.
¿Cómo afrontarla?
La espondiloartritis no tiene cura, pero hay tratamientos que pueden aliviar los síntomas y, posiblemente, desacelerar el avance de la enfermedad.
Los primeros síntomas de esta enfermedad pueden incluir dolor, rigidez en la parte baja de la espalda y las caderas, en especial por la mañana y después de períodos de inactividad. También son frecuentes el dolor de cuello y el cansancio. Con el tiempo, los síntomas pueden empeorar, mejorar o desaparecer a intervalos regulares.
Las áreas más afectadas son:
*La articulación entre la base de la columna vertebral y la pelvis (sacroilíaca).
*Las vértebras de la parte baja de la espalda.
*Los lugares en los que los tendones y ligamentos se unen a los huesos (entesis), en especial en la columna vertebral, pero, a veces, a lo largo de la parte de atrás del talón.
*El cartílago entre el esternón y las costillas.
*Las articulaciones de las caderas y los hombros.
Consulta a tu médico si tienes dolor en la parte baja de la espalda o en los glúteos, sobre todo si el dolor se fue apareciendo lentamente, empeora por la mañana o te despierta en la segunda mitad de la noche. Si el dolor mejora con el ejercicio y empeora con el reposo. Consulta también al oftalmólogo si tus ojos se ponen rojos y te duelen, si se vuelven muy sensibles a la luz o se te nubla la vista.
Las causas de la espondiloartritis anquilosante no son específicas, aunque sí parece que intervienen factores genéticos. En particular, quienes tienen un gen HLA-B27 corren un riesgo mayor de sufrir esta enfermedad.
Los factores de riesgo son ser hombre, la edad y la herencia.
El diagnóstico se hace basado en la historia clínica y un examen físico. También pueden realizarse exámenes de imagen y de sangre.
Alimentarse con una dieta sana, no fumar y hacer ejercicio también puede ayudarte. En casos aislados, puedes necesitar cirugía para enderezar la columna.
