Poco antes de llegar a Luisiana, la tormenta tropical Barry se convirtió el sábado en un huracán de categoría 1, con vientos de 120 km/h que ya comienzan a sentirse -junto a fuertes lluvias- en la costa de este estado del sur de Estados Unidos.
Barry abre así la temporada de huracanes en el Atlántico, período que se extiende de junio a noviembre.
Según el último boletín del Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés), sus vientos soplan apenas un poco por encima del límite (de 119 km/h) que separa a las tormentas tropicales de los huracanes de categoría 1. Y se espera que se debilite mientras se mueve hacia el norte de Luisiana.
Antes de su llegada, ya había provocado inundaciones en la mañana del sábado, especialmente en zonas costeras de las que fueron evacuadas miles de personas.
La "extraordinaria cantidad de humedad" que arrastra Barry presenta un "potencial de fuertes lluvias" también en la zona norte de Estados Unidos, advirtió Ken Graham, director del NHC en un video emitido por Facebook Live.
Como se desplaza "lentamente", las precipitaciones son "un problema" para los cursos de agua y aumentan el riesgo de inundaciones repentinas incluso en estados que están alejados del Golfo de México, como Misuri.
El nivel del mar y del lago Pontchartrain, a orillas del cual se encuentra Nueva Orleans, presentaban en la mañana del sábado un aumento que podría llegar hasta 1,8 metros.
En Luisiana, permanece aún fresco el recuerdo del devastador huracán Katrina (categoría 5), en agosto de 2005. Los diques que protegían Nueva Orleans sucumbieron entonces a la presión del agua, que inundó el 80% de la ciudad y causó unas 1.800 muertes.
El gobernador John Bel Edwards dijo que Nueva Orleans estaba bien preparada para resistir a la tormenta, pero instó a los residentes a estar atentos, y las autoridades llamaron a la gente a permanecer fuera de las calles.
"Nadie debería tomar esta tormenta a la ligera, e insto a todos a mantenerse informados", dijo Edwards en Twitter.
Ciudad fantasma
La pequeña ciudad de Morgan City, a unos 140 km al suroeste de Nueva Orleans, debería ser la primera tocada por Barry, cuyo centro a las 15H00 GMT se encontraba a 80 km de esa localidad.
Un equipo de la AFP que recorrió la ciudad el sábado por la mañana vio al río Atchafalaya, que bordea la ciudad, crecido por fuera de su lecho.
Las calles desoladas y llenas de árboles caídos, barridas por fuertes ráfagas de viento y bañadas por trombas de agua, daban a Morgan City el aspecto de una ciudad fantasma.
La alcaldesa de Nueva Orleans, LaToya Cantrell, llamó a los habitantes a mantenerse seguros. Las autoridades de la ciudad impusieron un toque de queda de la noche del viernes al sábado en Nueva Orleans y otras localidades.
Aunque miles fueron evacuados el viernes de zonas costeras, otros decidieron enfrentar la tempestad.
"Ya nos hemos quedado en grandes huracanes, por qué deberíamos de irnos ahora", explicó el viernes Keith Delahoussaye, un mecánico de 60 años, frente a su casa rodante en Port Sulphur, cerca del río Misisipi. "Pero nos iremos si vemos que el agua crece".
Con los Rolling Stones
Según la red GSCC, que reúne a profesionales del clima de todo el mundo, "el riesgo de Barry es diferente al de Katrina: en 2005 cedieron los diques de la costa, y esta vez, son los diques del río los que estarán a prueba".
"La temperatura en la superficie del agua del Golfo de México está por encima de la media y provee al sistema de la fuerza para intensificarse", explicó Jill Trepanier, que estudia los fenómenos climáticos en la Universidad de Luisiana.
Según la experta, Barry muestra un nuevo ejemplo de cambio climático.
"Una temperatura cálida del océano y una temperatura del aire superior a la media son la receta para intensas lluvias; todas las condiciones 'por encima de la media' son una señal de cambio climático", asegura.
Ante la amenaza de lluvias torrenciales, se declaró la emergencia en Luisiana, para permitir que sean desbloqueados fondos federales con el fin de afrontar el temporal.
El sábado por la mañana, varias compañías aéreas suspendieron sus vuelos. Un concierto de los Rolling Stones previsto para el domingo en Nueva Orleans se pospuso para el lunes. "Estamos aquí con ustedes, atravesaremos esto juntos", dijo el grupo de rock en un comunicado.