Luz Elena Barros llora sin consuelo la muerte de su ídolo musical Diomedes Díaz, aunque han pasado seis años del fallecimiento, sostuvo que su luto es perenne. “Todavía no lo supero, todos los días derramo mis lágrimas por su ausencia”, dijo esta mujer que vive en el barrio Santa Rita, en Valledupar, donde tiene un museo en homenaje al Cacique de La Junta.
Este 22 de diciembre, volvió a cumplir su cita en el cementerio Jardines del Ecce-Homo. Llegó temprano y se sentó en una banca, a un lado de la tumba del artista, en sus manos llevaba dos fotografías, y empezó a recordarlo. “Era un hombre sencillo, Dios me concedió el deseo de conocerlo personalmente, soy su fanática desde que era niña, pero su partida me dejó un dolor muy grande”, contó sin poder contener las lágrimas.
No habrá en el mundo pa’ esconder mis ojos las veces que lloro porque te perdí…adiós mi sueño lindo de ayer, adiós a mis vivencias también
La estrofa de la canción Sueños y Vivencias que grabó Diomedes parece darle en el sentimiento a Luz Elena, señalando la tristeza que siente de ya no tener en vida al ‘cantor campesino’, pero la reconforta su música. “Todos los días la escucho con nostalgia”, puntualizó.
Los seguidores de Diomedes llegaron este domingo al cementerio Jardines del Ecce-Homo, algunos tras cumplir largas horas de viaje, para sumarse a esta conmemoración. Uno de ellos es Iván Ortega, quien llegó a Valledupar procedente de Bucaramanga. “Así como lo acompañé en muchas de sus presentaciones, vengo a su tumba. El Cacique dejó un legado muy grande a este folclor, fueron muchos años en la música”, precisó.
Lácides Cantillo, otro fanático, llegó de Arjona, Bolívar. Afirmó que “para mi Diomedes no está muerto, me hago el cargo que está viajando, a diario escucho su música y ese es el legado que lo mantiene vivo en muchos de nosotros”.
Flores y Serenata
El tributo al Cacique de La Junta en los seis años de su muerte comenzó con una alborada y juegos artificiales a las 5:00 de la mañana, antes de las 8:00 a.m, ya los seguidores llegaban al cementerio donde su tumba fue adornada con flores blancas y amarillas, después le colocaron una serenata con Mariachis, que interpretó varias rancheras de las que le gustaban a Diomedes como ‘El Rey’ y ‘Ya viene amaneciendo’; también interpretaron éxitos del cantante fallecido.
“Estamos muy agradecidos porque a pesar del tiempo, la fanaticada no deja solo a mi compadre Diomedes”, dijo Joaquín Guillén, el mejor amigo del Cacique de La Junta.
Joaco, como lo conocen popularmente, contó varias anécdotas de Diomedes entre una canción y otra, regaló almanaques con la fotografía del artista y desde su camioneta puso canciones y entrevistas de familiares del Cacique en las que sus familiares lo recordaban. Entre ellas una de Elvira Maestre, ‘Mama Vila’, madre del Cacique, quien relató que a su hijo mayor le gustó la música desde su nacimiento.
“Diomedes nació en Carrizal, domingo 26 de mayo de 1957. Yo salí para donde mi mamá, estaba allá tranquila, después me sentí un dolorcito, le dije que me había dado un dolor en la barriga y me respondió que de pronto es que iba a parir; y así fue, yo no esperé ni a que me trajeran a la partera del pueblo, porque lo tuve con la ayuda de mi mamá”, relató.
Recordó que “en eso llegó un señor de Patillal (corregimiento de Valledupar) con un hermano mío, venían de parrandear, me encontró acabadita de tener al niño; me dijo es un gusto que le toque un disco aquí, y le dije sí señor, como no, tóquelo, entonces empezó con el acordeón, y el niñito abrió el ojo derecho y empezó a mover un pie. El señor me dijo, ‘vea doña este niño que usted ha tenido, no se le olvide nunca esta fecha, ha nacido el 26 de mayo de 1957, y ese va a ser el músico que va a revolucionar el mundo, le está hablando un profeta’”.
Las lágrimas de Joaco
Joaquín Guillén tuvo momentos de tristeza este domingo en los seis años del fallecimiento de Diomedes. Soltó unas lágrimas y con la voz quebrada recordó el día que le avisaron de la muerte del Cacique.
“La muerte de Diomedes fue una noticia que nunca la creí, cuando me avisaron me preguntaron Joaco qué le pasó a Diomedes, que está en una clínica; dije no ese es por el disco nuevo ‘Ay la vida’ que tiene a la gente loca, lo viven matando; luego entró otra llamada y me preguntaron lo mismo, pero cada vez que me hacían esas llamadas yo quedaba con la duda, llamaba a su hermano Elver Díaz, y siempre que le decía que que Diomedes no tenía nada, que era una gripa o que le estaban haciendo unos exámenes, pero el 22 de diciembre de 2013, cuando le pregunté me contestó ‘Joaco, esta vez sí’, (Lágrimas), salí como loco a la casa y ya se lo habían llevado al centro asistencial, entré y ya lo encontré en una camilla”, sostuvo.
Dijo que a pesar que se hablaba de su muerte, él pensó que todavía estaba vivo. “Cuando yo entraba a las clínicas a donde levaban a Diomedes, él podía estar hasta con el Guillain Barré, que movía los ojos para saludarme, o yo lo despertaba y cuando me veía quedaba tranquilo porque sabía que no lo iba a dejar morir, pero esa vez lo desarrope y empecé a darle palmadas en las mejillas para que despertara, le decía aquí está su compadre Joaco, pero no se despertó”.