¿Qué hizo Arturo Reyes para que Junior mejorara su ataque?
No es momento de lanzar campanas al vuelo y pensar que todo está resuelto en el equipo rojiblanco, pero es innegable que mostró otra cara ofensivamente.
Junior fue una fábrica de bostezos en la mayor parte de los primeros partidos de la actual temporada. Había más pases hacia Sebastián Viera que a los delanteros. Toque, toque, toque y toque, pero intrascendente, impotente, estéril, lejos del arco rival. Sin atrevimiento, sin encare, sin sorpresa, con escasas emociones. Una receta insípida, sin sal, sin pimienta y sin picante que se desvalorizaba en la tabla de posiciones y, sobre todo, en la retina de la gente.
Cuando la credibilidad del equipo estaba por el suelo y la indiferencia ganaba terreno, los directivos decidieron retirarle la confianza a Luis Amaranto Perea y se la cedieron a Arturo Reyes. Luego de solo tres entrenamientos bajo el mando del técnico samario, el equipo presentó otra cara ofensivamente frente al Once Caldas, lo venció 4-2 y dio síntomas esperanzadores, alentadores, a pesar de las dos garrafales y ridículas fallas defensivas que hicieron recordar el primer partido de la serie ante Libertad de Paraguay, que significó la eliminación prematura de la Copa Sudamericana.
Nadie puede lanzar campanas al vuelo por esta victoria, este ciclo con nuevo DT apenas comienza y en el fútbol suele pasar que ‘escoba nueva barre bien’, pero sí es válido tratar de analizar y mencionar qué hizo Reyes para que Junior luciera una imagen más agradable.
Cambió la actitud. Los jugadores no le negaban sudor a Perea, pero sí les faltaba desparpajo, soltura, espontaneidad, agresividad y decisión en las acciones ofensivas. Algunos jugadores venían con una paciencia que rayaba en la pasividad, demasiado conformistas e indolentes. Esta vez, todos estuvieron, con errores y virtudes, activados, enchufados. Hasta Fabián Sambueza, que venía de mal en peor, resucitó.
Modificó el esquema. Junior jugaba habitualmente con un 1-4-2-3-1. Bajo el mando de Arturo Reyes mostró un dinámico y practico 1-4-3-3, en el que Larry Vásquez era el cabeza de área y Fabián Sambueza y Didier Moreno se desempeñaron como interiores. Arriba, partiendo por los extremos, pero terminando por dentro para abrirle la autopista a los laterales, estaban ‘Cariaco’ González y Fredy Hinestroza. El equipo supo presionar la salida del rival.
La inclusión de Carmelo. Cristian Martínez no venía ofreciendo movilidad ni desmarques ni diagonales ni velocidad ni habilidad ni absolutamente nada al ataque. La inclusión de Carmelo Valencia en su lugar añadió velocidad, presión e irrupciones al espacio que fueron vitales para penetrar la resistencia del Once Caldas. La delantera venía mansa, pero la presencia del veterano chocoano afiló los dientes del ‘Tiburón’. ‘Tutunendo’ al menos intenta morder.
Trabajo de laterales. Wálmer Pacheco y Gabriel Fuentes recuperaron su protagonismo y las vías para llegar al área contraria. Los dos respaldaron con asiduidad el ataque, pisaron el área y tuvieron oportunidades para anotar. Con Arturo Reyes, ambos transitaron por los extremos, pasando por la espalda de Fredy Hinestroza y Luis ‘Cariaco’ González. Pacheco se desinfló en el segundo tiempo y Marlon Piedrahíta ingresó en su lugar con acierto.
Otras variantes. Hinestroza y ‘Cariaco’ González jugaron con perfiles cambiados, el derecho estuvo por la izquierda y el zurdo por la diestra. Esa ubicación les permitía, al avanzar hacia adentro, quedar en su perfil natural para rematar al arco, aunque no todas las veces resultó beneficioso. Hinestroza desperdició dos buenas opciones cuando le quedaron para rematar con derecha. La unión ‘Cariaco’ y Sambueza, que casi nunca jugaban juntos, significó más claridad.