Era un partido ganable. Junior no se vio nada inferior al Fluminense y estuvo cerca de cocinar su primera victoria en el Grupo D de la Copa Libertadores, en la noche de este jueves en el estadio Monumental Isidro Romero, de Guayaquil, Ecuador, pero le faltó sal, pimienta y sabor a su ataque para pasar del 1-1 definitivo.
Jugando en casa prestada por los problemas de orden público que se han presentado en los últimos días en Colombia y sin ‘Cariaco’ González, que no alcanzó a diligenciar la visa que se le exige a todos los venezolanos para ingresar a territorio ecuatoriano, los Tiburones no encontraron los ingredientes necesarios en la cancha, y mucho menos en el banco, para sazonar la ofensiva, refrescarla y superar a un equipo con más estilo uruguayo que brasileño.
Fue tanta la escasez de buenas alternativas que Luis Amaranto Perea se animó a darle unos minuticos al juvenil volante creativo Léider Berdugo, que apenas hacía su debut profesional. No estaban ‘Cariaco’ ni Teófilo Gutiérrez ni Fabián Sambueza. Estos dos últimos en departamento médico.
Junior entró con una idea clara de juego. Con fútbol de toque a ras de grama, pero con sorpresivos cambios de frente, dominaba y le hacía daño a su adversario. Por eso rápidamente se puso en ventaja en el marcador. En uno de sus avances, a Gabriel Fuentes le cometieron una falta y el árbitro chileno Julio Bascuñán sancionó penalti.
Después de los intensos reclamos de los brasileños, Miguel Borja ejecutó certero y Junior empezó ganando con total merecimiento.
Jugaba bien. Controlaba el balón y el partido, pero Fluminense, que no cesó en sus recriminaciones al juez central, empezó a ensuciar el juego con faltas, presión y conatos de bronca que le hicieron extraviar el norte a Junior.
Todo eso con la pasividad y permisividad de Bascuñán, que toleraba la marrullería y pierna fuerte del club de Río de Janeiro, que poco y nada de ‘jogo bonito’ asomó en todo el cotejo.
El ‘Flu’ apostó todo a no dejar jugar y a buscar oportunidades en una pelota quieta, y ahí encontró la igualdad. En un cobro de tiro de esquina que los zagueros no lograron rechazar, la bola le quedó a Kayky en el área chica y el jovencito que acaba de adquirir el Manchester City, ni corto ni perezoso, aprovechó y pateó para empatar.
Junior se metió en el lodo hacia donde lo quería llevar Fluminense y el juego fue constantemente interrumpido por faltas, quejadera y enfrentamientos verbales con la anuencia de Bascuñan que en algunas escenas de esa historia solo castigó a los ‘Tiburones’ y no a los cariocas.
En los minutos finales del primer tiempo, Junior retomó algo del fútbol con el que había iniciado y protagonizó algunos acercamientos que no llegaron a feliz término.
Ya en el segundo período, Fluminense asustó con un par de cabezazos de Fred y pare de contar, se olvidó totalmente del arco de Viera. Hómer Martínez, reemplazo de Ditta, y Rosero respiraron más tranquilos.
No se presentaron tantas pausas y roces como en la etapa inicial, pero Junior no pudo encontrar los caminos hacia el gol. Por izquierda no se conectó mucho la sociedad Fuentes-Hinestroza, mientras por la derecha Viáfara no centraba acertadamente.
Didier Moreno y Larry Vásquez se agigantaron recuperando y repartiendo todas las pelotas. Eran el eje del colectivo. Miguel Borja les dio trabajo a los defensores del ‘Flu’ con su potencia y diagonales, y al arquero Marcos Felipe con un buen remate tras una agradable tocata.
Jhon Pajoy también hizo mover al guardameta con tres disparos que pasaron cerca de los palos, uno de ellos alcanzó a besar el travesaño.
Junior se fue quedando sin aire y sin inspiración para redondear la victoria. Los cambios llegaron tarde, seguramente porque no sobraban grandes alternativas ofensivas, y se firmó un empate que no era el objetivo, pero que lo mantiene en la pelea. Este jueves quedó faltando algo más para el triunfo.