Creo que llegó la hora de legitimar al Barranquilla FC. Casi que calladamente nuestro equipo, que juega el Torneo Águila, ha ido haciéndose a un lugar. La grandeza del Junior avasalla la presencia de otro equipo en la ciudad pero, esta vez y a pesar de la cercanía con el club rojiblanco, el equipo currambero fue construyendo su propia historia y sus propios logros hasta gritar su presencia con base a un manejo impecable y cristalino.
Y es que no podíamos quedarnos solo en que el equipo fuera una academia que serviría para “hacer” jugadores para el Junior así se perdiera todos los partidos. Creo que esa premisa equivocada terminó con la llegada de Arturo Reyes como técnico en el 2013 con la asistencia de Roberto Peñaloza. La idea siguió siendo academia pero ganadora. No más perdedora.
A través de estos 12 años, el Barranquilla ha “hecho” jugadores de la talla de Carlos Bacca, Luis Carlos Ruiz, Teófilo Gutiérrez, Vladimir Hernández y Guillermo Celis entre otros más. Algunos llegaron muy jóvenes. Otros a terminar de convertirse en la clase de jugadores que son.
Hoy día, en el plantel del Junior que despierta los mejores comentarios y hace una campaña maravillosa en tres torneos simultáneos, están jugadores como David Murillo, Luís Díaz, José Luís Chunga, Léiner Escalante, Germán Gutiérrez, Sebastián Herrera, Jair Mosquera y Enrique Serje que tienen el sello de calidad del Barranquilla FC.
Alguien me preguntó que si el Barranquilla FC asciende qué pasaría. Mejor. Tendríamos dos equipos en la Liga. Y como jugaría en el nuevo Romelio Martínez volverían aquellas fiestas maravillosas. Bacano ah...