Que no haya vínculo económico, que el material genético no venga de la gestante y que se haga con un fin benévolo son algunas condiciones para el embarazo sustituto.
El 25 de julio de 1978 nació Louis Brown, la primera bebé probeta. La niña despertó el interés de la comunidad científica al ser el primer ser humano concebido fuera del organismo materno.
Los padres de Louis no podían quedar en embarazo por un problema en las trompas de falopio de la madre. Tras nueve años de intentos, los doctores Patrick Steptoe y Robert Edwards desarrollaron una técnica que podría resultar efectiva para algunos tipos de esterilidad: la fecundación in vitro. Hoy, 41 años después del nacimiento, se estima que ocho millones de niños han nacido mediante diferentes técnicas de reproducción asistida.
Esta semana, James Rodríguez tomó por sorpresa a sus seguidores al anunciar el nacimiento de su segundo hijo Samuel, al parecer, mediante gestación subrogada, es decir, mediante un vientre sustituto.
El futbolista publicó a través de su cuenta de Instagram una fotografía en la que le daba al pequeño la bienvenida al mundo. Aunque se desconoce si es un padre soltero o la madre es su pareja Shannon de Lima, algunos medios se han referido a que el proceso se hizo mediante un vientre “de alquiler” en Medellín.
A este método han recurrido famosos como el también futbolista Cristiano Ronaldo, quien tuvo tres de sus cuatro hijos mediante gestación subrogada. Kim Kardashian y el rapero Kanye West se debieron a estos procedimientos para procrear a dos de sus cuatro hijos por problemas con los dos primeros embarazos de Kim.
El pasado martes, el cantante Ricky Martin anunció el nacimiento de su cuarto hijo, Renn, con su esposo Jwan Yosef. Lucía y los gemelos Mateo y Valentino nacieron también mediante fertilización in vitro en mujeres que prestaron sus vientres pactando acuerdos económicos.
La reproducción asistida fue pensada en sus inicios como una solución en parejas con problemas físicos o de fertilidad para que pudieran procrear. Con el tiempo, estos procedimientos se convirtieron, además, en una alternativa para que madres, padres solteros y parejas del mismo sexo pudieran tener hijos.
¿Cómo funciona?
El pediatra Hernando Baquero manifiesta que este procedimiento es “relativamente sencillo”. Consiste en que “le aspiran los óvulos a una mujer cuando está en el periodo de ovulación. En el laboratorio este ovulo lo unen con los espermatozoides y se produce la fecundación. Después, el ovulo fecundado es implantado en el vientre de una mujer y se produce el embarazo”.
Para Guido Parra, especialista en ginecología y obstetricia, medicina reproductiva y director científico de la Clínica Procrear, en el útero subrogado no existe contacto sexual.
“Alguien le presta un útero a la pareja para poder concebir, puede ser un familiar, una persona sana que pueda dar su útero para ayudar a otra persona. Se sacan sus óvulos, esos se fecundan in vitro y se forman los embriones en el laboratorio”.
Vacío legislativo
En Colombia la maternidad subrogada no está regulada, pero tampoco está prohibida expresamente.
Esta práctica reproductiva es legal en países como Estados Unidos, Rusia, Ucrania, Grecia, Georgia, Portugal y Canadá. En todos estos está permitida para extranjeros, lo cual hace posible que los padres de intención viajen a estos destinos para practicarse los procedimientos.
Luz Estela Tobón Berrío, profesora de la Universidad del Norte, coordinadora de la especialización en Derecho Civil y de Familia, explica que alrededor del tema hay muchos intereses en juego, especialmente porque las clínicas de reproducción asistida no tienen regulación. En ese sentido, especifica, es mucho más fácil actuar cuando no se tienen límites.
“Con la sentencia T968 de 2009 se emitieron una serie de requisitos para esta práctica mientras el legislador establece la regulación”, explicó.
“La solicitante debe tener problemas fisiológicos para concebir, los gametos de la gestación no pueden ser aportados por la gestante, la gestante debe ser mayor de edad, se le debe hacer un examen de salud psicofísica, debe haber tenido hijos, debe someterse a evaluaciones antes, durante y después del embarazo, la mujer se compromete a entregar al niño sin retractarse, solo puede interrumpir el embarazo bajo prescripción médica y la identidad de la gestante debe ser secreta”.
Sin embargo, la causa más poderosa, según Tobón, es que el proceso no debe tener un fin lucrativo sino benévolo, es decir, puede llevarse a cabo por madres, hermanas, tías o amigas para ayudar a mujeres que no puedan concebir sin que exista ninguna transacción económica de por medio.
Vientre de alquiler
El término viene generando un crudo debate que oscila entre la libertad y la ética desde hace cerca de una década.
El motivo es que, por lo general, quienes deciden “alquilar” el vientre son mujeres de escasos recursos económicos. En ese sentido, según expertos, al someterse a una gestación subrogada no lo hacen por deseo, sino por necesidad, lo cual estaría generando una discusión sobre las nuevas formas de esclavitud.
Por otro lado, hay quienes defienden la práctica alegando el derecho de la mujer sobre su propio cuerpo.
“La Corte aclaró que no se trata de alquiler de vientre porque las partes del cuerpo humano no están dentro del comercio. Uno no puede alquilar un riñón, un brazo, un ojo, tampoco el vientre. Por eso se habla de maternidad subrogada, incluso, algunos expertos dicen que es un término incorrecto porque no es la maternidad lo que se subroga, sino la gestación, debido a que la maternidad es un término mucho más amplio que habla del cuidado y el nexo que se forma entre el niño y la madre”, agregó Tobón.
Expertos señalan que aunque este método ha beneficiado a millones de familias que no pueden tener hijos, hablar de alquiler de vientre podría ser equivalente a negociar con la persona.
“La relación debe ser altruista para evitar el mercantilismo que pudiera ocurrir de ese acuerdo”, apuntó Parra.
Para Bibiana Sierra Vega, abogada, magíster en Derecho Privado y coordinadora de posgrados de la Universidad Libre, el acuerdo de voluntades se debe concretar a través de un contrato.
“El contrato es ley para las partes. Este contrato debe cumplir con unas características, como ahora no hay ley en Colombia que regule esta materia se deben seguir los requisitos que estipuló la Sentencia 968 de 2009”, manifestó.
Sierra Vega agrega que los padres biológicos o contratantes deben aceptar al bebé con las condiciones que nazca.
“No lo pueden devolver en caso de enfermedad. Si padres biológicos mueren sería el Estado el que asumiría la protección de ese bebé. La Corte Constitucional establece que la gestante subrogada debe hacerlo de manera altruista, esto también lo reitera el proyecto de ley que está en curso y que va a penalizar la subrogación de vientre con fines lucrativos”.
Parejas del mismo sexo
Parra señala que estos procedimientos abrieron una puerta para las personas que tienen muchos abortos o para las familias diversas.
En el caso de hombres explica que deben acudir al banco de óvulos, allí compran los ovocitos y uno de los dos padres da su semen para ser el padre genético del futuro bebé.
“Esos óvulos que compran los padres en el banco de óvulos son de donantes anónimos, lo mismo ocurre con las parejas de mujeres o las madres solteras en los bancos de semen. Solo se sabe el donante cuando es una hermana o la madre o una persona muy cercana. Los padres y la gestante firman un contrato para que cuando ocurra el parto devuelva al bebé a su padre genético”.
El costo de estos procedimientos en Colombia, según Parra, es de alrededor de 15 millones de pesos. Sin embargo, en el contrato con la gestante se establecen condiciones como la manutención y el cuidado hacia la gestante durante los nueve meses de embarazo, los servicios de salud, entre otros gastos adicionales. “Nada que permita un lucro excesivo de este convenio”.
Por su parte, Tobón Berrío agrega que para el Estado colombiano quien da a luz es la madre; sin embargo, al hablar de maternidad subrogada la Corte Constitucional dice, en ese acuerdo, que la gestante se compromete a entregar el niño después de haber dado a luz.
Por su parte, el psicólogo clínico Gabriel Trujillo enfatiza que esos procesos en el largo plazo pueden generar conflictos psicológicos en el menor sobre su origen.
“Al crecer los niños podrían preguntarse de quién son hijos realmente. Sobre todo cuando se trata de parejas del mismo sexo. En ese sentido, es recomendable que la comunicación con los hijos sea transparente y llegado el momento se les explique cómo fue procreado”.
Legislación
En la actualidad existe en el Congreso el Proyecto de Ley 070 (2018/2019), que busca regular la gestación sustituta. A la fecha fue aprobado en segundo debate.