Cuando Samuel del Real viene a Barranquilla nadie pone en duda de que ha llegado a casa. Aquí nació el 22 de agosto de 1953, y aquí se formó musical y académicamente, abierto a la idea de expandir sus horizontes artísticos.
“Comencé mis estudios musicales en Bellas Artes, entre mis profesores recuerdo a Günther Renz. En Venezuela asistí a los conservatorios Juan José Landaeta, y al de la Filarmónica de Caracas con el pianista Paul Rosenbloo. Estudié armonía y contrapunto. Con el maestro Antonio Lauro, compositor y guitarrista, completé mi formación académica”.
A los 15 años empezó carrera profesional como pianista en la Orquesta de Pacho Galán. Allí aprendió los trucos de la música popular bailable del Caribe colombiano, y se le abrieron las posibilidades de compartir con músicos nacionales.
“A los 15 años comencé a tocar con Pacho Galán, fui pianista de su orquesta, ahí arrancó mi carrera musical. Recuerdo a Armando Galán, trompetista, arreglista y gran maestro. Con él aprendí la rutina de la música del Caribe, tuvo una actitud muy positiva hacia mí. Me citaba antes de los ensayos para enseñarme como tocar, cogía la partitura y se sentaba conmigo en el piano: ‘Toca así’, me decía, y ‘toca de esta forma los acordes, este es el tumbao, este el fraseo’, todo con mucha paciencia”, contó.
“Estaba Pichirilo en el bajo, Jorge Pérez en el timbal y la batería; y Joaquín Pérez en las congas. Chicho Sarmiento, hijo de Clímaco Sarmiento, tocaba el saxofón alto; Pacho Aragón el saxofón tenor. En las trompetas Armando Galán, Raúl Lastra y el Chino Acosta. En el trombón Rosendo. El Maestro Pacho Galán llegaba a dirigir el primer set y luego se iba, Armando quedaba a cargo de la orquesta. Allí empezó mi inquietud con el folclor del Caribe. No grabé con la orquesta de Pacho porque no grababa en ese periodo, pero toqué mucha música suya y la sigo tocando en Latin jazz. Para mí fue una gran escuela”, indicó.
Aunque ha vivido fuera del país muchos años, cuando regresa a Barranquilla es como si no hubiera salido nunca. Se le nota en la confianza de caminar las calles, de visitar lugares, de llamar a los amigos, de intercambiar anécdotas con gente que apenas conoce. Es un hombre que vive para la música, a la que ha dedicado un entusiasmo contagioso. Por eso cuando viene, da gusto repasar su carrera.
“Vengo a tomar un poco de temperatura caliente y a traer mis últimos discos para que el público local los conozca”, dijo.
En 1975 formó en Venezuela una orquesta con la que trabajó en el Hotel Tamanaco Internacional, al tiempo que era pianista, administrador y productor de diversos proyectos musicales en la industria discográfica de ese país. En 1979 se unió a la Dimensión Latina, agrupación con la que grabó Dimensión desconocida (1979), El número uno con la número uno (1980), Para siempre (1980), Combinación latina Nº 4 (1980), y Cuerda para rato (1981).
“En Dimensión Latina estuve tres años con Andy Montañez, Argenis Carruyo y Gustavo Carmona, luego inicié el proyecto de la orquesta con mi nombre. También grabé con Andy Montañez como solista, e hice arreglos en grabaciones para Velvet de Venezuela”.
Samuel participó también en el extraordinario Trabuco Venezolano, conducido por el baterista Alberto Naranjo.
“Con el Trabuco Venezolano participé en muchos conciertos en Venezuela. Con ellos grabé Irakere y Trabuco, en una presentación en vivo en el Poliedro de Caracas. Grabé también Imágenes latinas. La flor y nata, temas: No me engañes, Rosa de la Noche, Brujería, Almas Blues, Desilusión, (ahí hago un solo de piano que lo han elogiado mucho), A pesar de Usted, Orquesta de moda, No quiero Confusión. Retrospectiva del Trabuco Venezolano Vol. 2 (1977- 1984)”.
En 1983 grabó su primer álbum con su orquesta, el éxito fue el tema Ella no baila sola, que se convirtió en su carta de presentación. En 1984 graba su segundo álbum, y repite éxito con el tema Cara de Domingo, del flautista niuyorrican Lou Pérez. El tercer disco con su orquesta lo produjo en 1987, cuando ya residía en Chicago.
“Al salir de Dimensión Latina, Gustavo Cardona, bajista de Oscar D’León, me impulsó a hacer mi orquesta. Uno de los números era Ella no baila sola, y cuando sonaba la gente se paraba a bailar. Por eso decidimos grabar ese tema. Me traje a Frankie Paz, un muchacho de Maracaibo que le habíamos hecho audición con Dimensión Latina en reemplazo de Argenis Carruyo, pero no le gustó a César Monje. Le dije al muchacho, voy a tener pronto mi orquesta y te voy a traer conmigo".
Al referirse a sus influencias pianísticas Samuel recuerda a Noro Morales, Eddie y Charlie Palmieri, Richie Ray y Lino Frías. Otros como Bud Powell, Thelonious Monk y Oscar Peterson, determinaron su visión.
“Me gustaba mucho Noro Morales. Tenía un solo disco de él, ‘Maria Cervantes’, que me llamaba la atención desde niño. Un día decidí hacerle arreglo un poco diferente. Todavía lo toco en mis conciertos de latin jazz”.
Del Real fijó su residencia en Chicago en 1985. Allí ha continuado su trabajo moviéndose entre la música bailable latina y el jazz latino.
“Tengo 32 años viviendo allí, tengo mi orquesta, doy conciertos de jazz latino, también trabajó para otras organizaciones en otras ciudades como Minneapolis y Cleveland. Hacemos salsa y diferentes ritmos latinoamericanos. El negocio de la música ha cambiado, es una inversión grande hacer un disco, y hay que proyectarlo hacia el cantante, limitando la posibilidad de moverte. Por eso decidí hacer instrumentales de jazz latino caribeños; con eso expongo mi música sin necesidad de escribir diez arreglos para un cantante con el que corres el riesgo de que se vaya”.
En sus recientes grabaciones figuran la serie Pianos del Caribe, que incluye los discos Piano caliente, Piano jamboree y Piano navideño.
“El primer disco de la serie, Piano Caliente, trae temas de los 50 como Mata Siguaraya, El que siembre su maíz, Besitos de coco... Puse los temas un poco más progresivos con el jazz, pero conservando su esencia. Cambié sutilmente las estructuras armónicas, sin desvirtuarlas. Allí el cantante es el piano. Después vino Piano Jamboree, con algunos temas míos. Hago cositas más complejas tratando de penetrar el latinjazz, buscando un espacio para mi identidad musical. Es un trabajo interesante que me gustaría que los melómanos barranquilleros escuchen. El tercer disco también en la misma serie se titula Piano Navideño, tomé de referencia los temas de Navidad. La Navidad para mí es muy importante. Soy amante de esa celebración. Tomé varios temas del repertorio internacional navideño y los puse en latinjazz”.
Nadie duda de que el Barranquijazz o el Carnaval Internacional de las Artes serían el marco perfecto para su trabajo. Además, sería una vuelta a casa por todo lo alto.
“Creo que sería una gran oportunidad de exponer mi música en mi ciudad. Me siento contento de que en Barranquilla estén creando espacios como el Carnaval de las Artes y el Parque Cultural del Caribe, para que la gente tenga acceso a esa parte de la cultura que es la música”.