La vida de Rodolfo Puche Contreras no dista mucho de la de algunos grandes cantantes locales, que después de saborear las mieles del éxito cayeron en desgracia tanto en lo artístico como en lo personal.
Los ejemplos abundan: Saulo Sánchez, Alberto Puello, El Halcón de Colombia, el Julio Jaramillo criollo, para mencionar solo tres.
Puche, quien se hace llamar Rodolfo Rey, cantó con la orquesta Los Caribes de Bogotá (ganadora de varios Congos de Oro) en el Carnaval; también hizo parte de La Protesta de los hermanos Cástulo y Leandro Boiga, antes de la llegada de Joe Arroyo; y se paseó triunfal por programas como Galaxia Musical, Mano a Mano Musical, entre otros, de la antigua televisión colombiana a blanco y negro. Ahora, a los 80 años que cumplió el pasado 11 de enero; despliega su arte como cantante callejero por varios rincones de Barranquilla. Se define como el último romántico que canta para sobrevivir y hacerle contrapeso a los ritmos modernos.
Su show tiene tres puntos fijos, siempre en horas del mediodía: Fedecafé, en Paseo Bolívar; la Intendencia Fluvial, y la carrera 44 con calle 48, frente a una línea de restaurantes cerca de Comfamiliar. El repertorio que domina con una voz afinada y sentimental, es el de la vieja guardia: Boleros, rancheras y música cubana. Puche cuenta para sus presentaciones con una silla de ruedas en la que transporta el equipo con el que amplifica sus canciones, dos baterías, un bafle de 250 vatios, dos micrófonos (uno convencional y otro inalámbrico), y seis memorias USB con las pistas de 600 canciones.
Su primera canción la antecede con una presentación como en los grandes shows: “Ya está aquí Rodolfo Rey, para mi gente bacana que le gusta la música del recuerdo...” La voz no es cualquiera, es la de Mike Char, de reconocido prestigio radial e insginia del circuito picotero. Seguidamente el artista hace su propio saludo: Hola, soy Rodolfo Rey, y vengo con la música de la vieja guardia, esa que alimenta el alma. Mi saludo a todos los que almuerzan en los restaurantes de la calle 48...
En este momento Rodolfo Rey está ubicado en la acera frente a los restaurantes, la sombra de los arboles amortigua la canícula. La exhibición inicia con Mi amarga decepción, bolero de Bienvenido Granda con la Sonora Matancera; que de inmediato capta la atención de transeúntes y comensales. La jornada comienza bien, pues un motorizado se le acerca enseguida y le arroja un billete de dos mil pesos en un canasto rojizo que utiliza para tal fin.
“Tiene un gran talento, estas canciones me gustan mucho porque mi padre las ponía”, comenta Navo Naza Zúñiga, un mototaxista que trabaja en ese sector, y que se extasia escuchándolo.
Ahora recordamos a la ‘Voz romántica de Cuba’, Orlando Contreras, esto que escucharán a continuación es un bolerazo, se llama Arráncame la vida... sigue diciendo Rodolfo Rey.
Como valor agregado el artista brinda información biográfica de los artistas que interpreta y datos relevantes de las canciones.
Su voz es una gran atracción
Javier Henao, propietario del restaurante Curramba de la 48, sostiene que la voz de Rodolfo es un gancho para atraer clientes. “Con su música agrada a nuestros comensales, que le dejan buenas propinas pues valoran su talento. Él viene preparado, no repite canciones y por eso gusta bastante. Yo lo valoro mucho y le regalo su almuerzo”, añade el comerciante.
Tras las dos primeras canciones Rodolfo hace una pausa y se refresca con un gaseosa que le brindó un comensal.
Ese lapso lo aprovecha para contarle a
AL DÍA
por qué reemplazó su apellido Puche por el de Rey. “Yo me siento un grande de la música, y ese Puche no me gusta, suena como a tuercas”, dice y suelta una carcajada.
Reconoce que sus jornadas, que pueden ser de tres horas seguidas, les resultan productivas con ingresos de entre $50.000 a $70.000. “Me los gano con mucho esfuerzo, porque no es fácil andar en silla de ruedas transportando equipos y cantando a pleno sol”, manifiesta y apura otro sorbo de gaseosa con la mirada oculta detrás de unas gafas tipo Ray-ban, y con sombrero a cuadros que complementa su semblante de bacán barranquillero. La gente se le acerca, le piden el teléfono y prometen llamarlo para reuniones familiares. “Para este tipo de fiestas cobro $150 mil”, precisa.
Entre grandes
Rodolfo hace un retrospecto de su vida, y tras recordar el episodio amargo que representó la muerte de una de sus cuatro hijas, señaló que canta desde los 17 años, cuando migró a Bogotá desde el Barrio Abajo, sector donde nació en Barranquilla.
“Inicié con La Protesta de los hermanos Boiga. Cástulo era pintor, Leandro mecánico, y yo era latonero. Trabajabamos en un taller en el día, y en la noche me convertía en cantante, el pintor se apoderaba de la tumbadora y el mecánico del bajo. Tocábamos en los bares capitalinos”.
Pasó luego a Los Caribes de Luis Núñez, orquesta que gozaba de mucho prestigio en la capital. “Inauguré varios restaurantes y discotecas en el sector de la 100 en Bogotá, resultó una época muy prospera”.
Su talento lo llevó a codearse con figuras del momento como Mario Gareña, creador de éxitos como Yo me llamo cumbia. “Mario me dio el tema Te invito y le grabé esa cumbia hermosa. Canté en las esquinas de Barrio Abajo y Rebolo con Nelson Pinedo, cuando él apenas comenzaba a surgir. Yo he estado con los grandes”, asevera Puche.
Maldito licor
Como en los casos que enumeramos al principio, de artistas que se hunden en el vicio, Rodolfo Puche o Rodolfo Rey no escapó a ese especie de karma para algunos. Cayó en las garras del alcohol, que lo hizo sufrir un accidente automovilístico en la Isla de Margarita (Venezuela) donde vivió durante 16 años.
“En esa época dorada de los 70 fui contratado por unos italianos para cantar en restaurantes, bares y casinos de la isla. Me iba muy bien, compré carro, casa, pero me accidenté borracho y me fracturé el fémur, por eso hoy me cuesta trabajo caminar. Eso fue hace 35 años cuando era muy díscolo”, reconoce con melancolía.
Esta propuesta musical callejera que sorprende a muchos barranquilleros por el talento que despliega el artista, la asumió en 2011 como medio de supervivencia, y porque esto es lo suyo: el canto.
Rodolfo Puche Contreras reside solo en el Barrio Abajo, donde dice es la única parte que se siente cómodo.
“Aquí vivo feliz y tranquilo, no le debo nada a nadie, con lo que gano soluciono mis necesidades. Cada una de mis hijas armó su hogar y no pienso darles lidia”, con este comentario Rodolfo Rey, el Rey de la vieja guardia, da por concluido su diálogo con
AL DÍA,
mientras empieza a entonar El Preso, de Daniel Santos.