“Este consejo les doy, porque Popeye el marino soy”. Esta frase lleva nueve décadas de estar leyéndose y escuchándose en historietas, series televisivas y películas en boca de Popeye, el marinero más famoso del mundo que mañana celebrará 90 años de protagonizar su primer cómic.
El historietista estadounidense Elzie Crisler Segar, fue el encargado de darle vida a uno de los personajes más emblemáticos de todos los tiempos, como lo es este tuerto que está dotado de una fuerza hercúlea derivada del consumo de espinacas. Aunque en principio no apareció como personaje principal, sino dentro de una historia ya diseñada, su debut como protagonista de una tira cómica ocurrió el 1 de julio de 1929, en el suplemento ilustrativo Timble Theatre que circulaba con el periódico The New York Evening Journal.
Su primera aparición se dio en enero de ese mismo año como un admirador de la flaca Olivia Olivo, quien era la protagonista de la trama y más tarde se convertiría en su novia.
Este marinero que pese a su avanzada edad sigue sacando músculo, debe su nombre a que es tuerto del ojo derecho, ‘pop/eye’, lo que traduce ‘ojo saltón’ y que es una frase usada entre los marineros para llamar a alguien con esta característica.
Los años parecen no pasar por él, y aunque muchos afirmen que ya es abuelo, sigue demostrando con su fortaleza que está más joven que cualquiera.
Con una pipa en la boca, brazos musculosos y tatuados con un ancla tatuada, el personaje causó gran impacto debido a su originalidad, razón por la que su popularidad creció como espuma. Tanto, que Segar terminó cediéndole el primer plano. De la noche a la mañana, la tira cómica también cambió su nombre y pasó a llamarse Thimble Theater Starring Popeye, suceso que ya celebra 90 años.
AUMENTÓ LA VENTA DE ESPINACAS
Pero si algo resulta verdaderamente curioso y es probable que muchos no sepan es que el fornido marinero no empezó a ingerir espinacas hasta la década de los 30, cuando muchos de sus fans aseguran que el dibujo animado alcanzó su máximo esplendor. Tal era su influencia, que la industria reconoce que gracias a él aumentó al 33 por ciento el consumo de esta verdura en Estados Unidos.
Se cuenta que la comunidad de cultivo de espinacas de Crystal City (Texas-EE. UU.) levantó una estatua en honor y gratitud a este personaje de ficción, siendo esta una de las primeras que se dedica a un personaje de cómic. Existe otra estatua de Popeye en Illions, la ciudad natal del dibujante Segar y otra ubicada en el parque temático Islands of Adventure de los estudios Universal en Orlando Resort, debido a que algunas atracciones están basadas en el personaje.
Popeye es la primera ficción promocionada por una marca que anunciaba un producto de forma constante a lo largo de todos sus capítulos.
Cuentan que Segar recibió un encargo de un curioso cliente: la Cámara de Productores de Espinacas de Estados Unidos. La organización quería fomentar el consumo de esta verdura entre los más pequeños y creía que hacer una tira cómica con un personaje fuerte gracias a ella era la mejor forma. La fórmula funcionó y desde entonces especialmente la comunidad infantil y juvenil estadounidense se interesó por el consumo de esta planta.
Pese al alto impacto que ha causado en diferentes naciones y generaciones, según contó Boris Ríos, coleccionista y distribuidor de cómics, en Barranquilla “es un personaje que ha perdido vigencia, al punto que los periódicos ya no lo publican ni en sus ediciones dominicales”.
“En nuestro gremio no hay coleccionistas de Popeye, cómic cuyo fuerte impacto se dio entre las décadas del 70, 80 y 90”, agregó Ríos, también director de la tienda Valkyria Comics.
EL POPEYE DE CARNE Y HUESO
En Barranquilla existe un hombre que se ha popularizado por encarnar a Popeye durante la temporada carnavalera. Se trata de Eduardo Aldana Rada, de 57 años, quien el resto del año se gana la vida vendiendo helados.
Con su representación del marinero que come espinaca este residente del barrio Las Malvinas desde 2014, año de su debut, ganó Congo de Oro al mejor disfraz, título que repitió en 2015 y 2016.
“En estos cinco años he impactado mucho, especialmente entre los niños, eso apenas me ven en la calle vendiendo helados se acercan para comprarme y también para tomarse fotos. Soy un personaje muy reconocido, sobre todo en el Centro que es por donde generalmente vendo mis productos”, expresó este barranquillero amante de Junior y la Selección Colombia.
Sobre su pasión por el cómic, explicó que desde que tiene uso de razón ha visto películas, tiras cómicas y series televisivas sobre Popeye. “Soy su fan número uno en Barranquilla, me gusta mucho por la fuerza repentina que maneja con las espinacas. En mi caso no como verduras, pero sí bastante arroz de pollo, eso es lo que me da fortaleza para salir a trabajar a diario”, contó entre risas.
Eduardo finge tener un ojo tuerto, dobla la quijada de manera sorprendente y tiene unas espumas que utiliza en los antebrazos para lucir más musculoso.
“Yo tenía el cabello largo y usaba barba, pero a inicios de 2014 tuve un sueño en el que me creía Popeye y derrotaba a muchos villanos. Desde entonces comencé a representarlo, me rapé, también me afeité y comencé a hacer sus muecas. Al principio me decían que me parecía al Ñato mama ron, pero luego trabajé más en el personaje y pude lograr el reconocimiento de la gente”, dijo mientras sostenía la pipa en la boca.
Aldana agregó que él es Popeye de carne y hueso. “Ya no lo vemos ni en los periódicos, ha perdido fuerza por acá, pero sé que en otros lugares aún sigue teniendo mucho protagonismo. Lo seguiré encarnando hasta la muerte”.
Al igual que el popular personaje de las caricaturas Eduardo tiene a su Oliva, solo que en este caso su esposa, Esilda Helena Avendaño, quien es gruesa, trigueña y bajita, muy diferente a la original. “Ella me hace la segunda y en Carnaval se disfraza de La Chilindrina, la contextura no le da para imitar a Oliva”, agregó este hombre criado en el barrio Montes que se ha hecho viral en Facebook al compartir sus vídeos de Popeye champetero. “Encarnarlo para mí es un privilegio que pocos tenemos en el mundo. Creo que él vive dentro de mí. En mis ratos libres veo sus películas y me río mucho, llegó para hacer mi vida más divertida”.
De Popeye destacó su interacción con otros personajes como el fortachón Bluto con quien libra grandes duelos por el amor de su amada Oliva; el glotón amante de las hamburguesas Pilón y Cocoliso, el bebé que en 1993 recibió por correspondencia y lo adoptó con especial cariño.