Sentarse a hablar con el maestro Julio Ernesto Estrada Rincón, mejor conocido como Fruko, es un fantástico y ameno viaje musical. Es pasear de la mano de un guía muy culto que durante 50 años ha recorrido el mundo… por más más larga que parezca esta aventura melódica, este paisa afirma que sus bases rítmicas siempre aterrizarán en las sonoridades costeñas, las cuales han influenciado su trasegar artístico.
Amante empedernido de la gastronomía de nuestra región, habló en exclusiva con AL DÍA durante una hora y nueve minutos sobre la celebración de sus Bodas de Oro musicales, que iniciará el 19 de agosto en el teatro ‘Jorge Eliécer Gaitán’ de Bogotá.
¿Cómo inicia este viaje musical que ya lleva cinco décadas?
Mis tíos eran ingenieros de sonido, y me llevaron a Discos Fuentes, allí conocí a don Antonio Fuentes López, pionero de la música tropical en este país, de quien orgullosamente soy alumno. En esa época tenía 14 años y empecé a trabajar como utilero en los estudios de grabación, porque no me soportaban en el colegio. Allí gracias a una agrupación llamada Los Corraleros de Majagual, me fui nutriendo de buena música. Don Antonio reunió a grandes músicos provenientes de la costa y armó los Corraleros, cuyo sonido es como una estampida. Escuchar las creaciones de Alfredo Gutiérrez, Eliseo Herrera, Lisandro Meza y Calixto Ochoa me abrieron la mente y de a poco me fui atreviendo a sugerir ideas. Yo era el único cachaco del grupo y con el tiempo me fui pareciendo mucho a ellos, digamos que con los Corraleros nació mi romance con la música.
¿Cuándo logra mostrarles sus condiciones musicales a los Corraleros?
A los 17 años. Resulta que una vez el bajista de los Corraleros, Nando Barrios, fue citado a un toque en Tunja y dijo que así le pagaran cinco veces más no iba a “chupar frío” por allá. El director (el barranquillero Manuel Cervantes) quedó loco y yo que ya era el coordinador del grupo le dije que lo podía salvar de ese problema. Todos quedaron sorprendidos, pero no sabían que en mi casa tenía un bajo y me había aprendido todo el repertorio de Richie Ray & Bobby Cruz. Así fue mi gran incursión musical en el bajo. ¿Qué tan costeño termina convirtiéndose Fruko? Mucho, soy dicharachero, mamador de gallo, me considero un paisa con esencia y melodías costeñas. Soy comedor de sábalo, bocachico, butifarra y yuca harinosa. Mi manera de ser me llevó a crear canciones de la nada, mis sonidos inician en la cabeza, los sacó por la boca y luego los llevo al pentágrama. Canciones como Sobre las olas, salen de un simple saludo de alguien al que le digo “¿Hola qué tal?”, y recibo como respuesta “¿Cómo te va?”.
¿Cómo comienza a untarse de salsa?
Cada vez que veníamos a los Carnavales de Barranquilla nos presentábamos en casetas y allí pude alternar con Richie Ray & Bobby Cruz. En Nueva York con Ray Barreto, orquesta que contaba con la voz de Adalberto Santiago y los coros de Rubén Blades y Tito Gómez. En mi mente se fueron quedando todas esas notas las cuales más adelante utilizaría para crear mis canciones. También en el Festival de La Guaira (Vargas-Venezuela), compartí al lado de Joe Cuba, y en el Manhattan Center (EE.UU), con Tito Puente, todo este cúmulo de experiencias me fueron mostrando un nuevo camino que debía recorrer, en el que exploraría mi lado más salsero, no solo creando Fruko y sus Tesos, sino también orquestas como Latin Brothers y La Sonora Dinamita, que es uno de los grupos más sonados del planeta con temas como Se me perdió la cadenita, canción que me gusta tanto que me la sé hasta al revés (risas y la canta).
¿De dónde sale eso de Fruko?
En el Hotel Nutibara de Medellín instalaron el primer aviso con luces de Neón, y Lisandro Meza dijo, allí está la muñequita de Fruco (la salsa de tomate) con colores azules y rojo, esa es igualita al cachaco, y desde ese entonces me quedé así entre los Corraleros con quienes realicé giras por varios países, especialmente por Estados Unidos y Venezuela, donde llegamos a tener tanta importancia que el Ministerio de Educación de Venezuela prohibió nuestra música, porque los invadimos de canciones.
¿Y eso de los Tesos de dónde surge?
Eso sale de la Universidad de Antioquía, resulta que allá tenían un argot y al mejor médico o arquitecto le decían ‘ese es un teso’, fue algo que decidí adoptar para complementar el nombre de mi orquesta.
También hizo música de picó como Homenaje a los embajadores, háblenos de esta experiencia
Es que nuestro gol también ha sido olímpico como el de Marcos Coll, porque en Discos Fuentes me propusieron que hiciera música de picó y fue cuándo produje Homenaje a los embajadores con la orquesta Wganda Kenya, tema que interpreta Jaime Galé (padre del productor Diego Galé), esto es una fusión de patuá y otras lenguas con la que marcamos diferencia, gracias a la insinuación que nos hicieron los picoteros de Barranquilla. Esto fue un tremendo éxito que le debemos a Barranquilla, ya que lo regresamos a África y también se escuchó mucho por allá. Este es un ejemplo bonito de cómo se puede llegar a superar las barreras del idioma.
¿Cómo recuerda a Joe Arroyo?
Joe Arroyo es un cantante fuera de serie que inició en las toldas de Fruko y sus Tesos. Allí debido a mi fuerza interpretativa y experiencia en el acompañamiento a grandes salseros pude conformar la orquesta pionera de la salsa en Colombia que contó con inolvidables voces como la de Joe, Piper Pimienta y Wilson Manyoma. Pero Joe sin duda era uno de los que más impacto causaba por su timbre de voz, en Cannes (Francia) recuerdo mucho que dejó enamoradas a muchas mujeres, su sola voz captaba de inmediato la atención del público así no entendieran nuestro idioma. De hecho su música la escuchan como propia en Holanda y muchas de las Antillas.
¿Sigue siendo apretada su agenda de trabajo?
La universalidad de la música que hago me ha dado pie para triunfar en muchos lugares. Acabo de participar en la fiesta de la independencia colombiana en New York y ahora vamos para Londres, Bruselas, París, Barcelona y Madrid con mi show de 50 años ‘La era dorada de Fruko’, algo que agradezco mucho a Dios porque aunque hay personas que hablan otros idiomas, nuestra música les encanta.
Ha visitado 70 países ¿alguna anécdota que nos quiera compartir?
Una vez nos presentamos en Dinamarca, allí todo era un mar de cabezas monitas que antes de nuestra presentación estaban escuchando una banda de rock y no sabía cómo iban a recibir nuestro repertorio. Pero apenas comenzamos a cantar, bailaban como gusanos y se veían sonrientes. Ellos no tenían ni idea de lo que decíamos, pero todos estaban felices por lo que logramos transmitirles.
¿Cuáles son sus temas salseros preferidos?
De Ismael Rivera me gusta mucho Quítate de la vía perico, que hizo con Cortijo y su Combo; también de Ricardo Ray & Bobby Cruz está Tin Marín, de hecho El preso tiene esa peregrina. Otro que me gusta es El día de mi suerte de Héctor Lavoe y Willie Colón.
¿Todavía hay sonidos para mostrar en la salsa?
Hay muchos críticos que son clientes del reguetón y las nuevas tendencias, pero yo que visito muchos países he podido apreciar que aún hay sonoridades interesantes que explotar. En los estudios de Nino Segarra en Puerto Rico aprecié una salsa que lo pone a uno en las puertas del cielo, lo que pasa es que los medios también deben ayudar a difundir estas propuestas, no todo es lo urbano. La salsa ha estado presente en muchas épocas y aún ha seguido siendo protagonista aunque estemos dominados por las Cuatro babys.
¿Qué le ha faltado hacer en 50 años de carrera?
Estoy muy contento de ser un gran representante de la música colombiana. Lo único que creo me hace falta es que los medios ratifiquen y pongan a sonar mi música, porque ya les da es como vergüenza.