Al ritmo de las notas musicales que acompañan sus terapias sicológicas, Mauricio* logró alejarse de las drogas. Afirma que las probó casi todas, eran el infierno que ingresaba a su organismo, muchas veces antes del desayuno.
Este barranquillero de 34 años asegura que se encuentra libre de drogas hace dos años y medio. La guerra para no volver a consumir sustancias alucinógenas la libra a cada instante, “un día a la vez”. Por fortuna, “el paciente problema” que solía ser para su terapeuta se hizo humo, se fue.
“Mauricio* es una de las historias que más me marcó, recuerdo que era tan difícil de trabajar que yo no sabía cómo abordarlo, porque sencillamente era muy negativo”, describe Abel Cantillo, psicólogo clínico, musicoterapeuta y músico.
Llegó internado a un centro de rehabilitación de la ciudad porque una sobredosis que lo dejó inconsciente por más de dos horas obligó a su familia a recluirlo en el lugar, “ya no resistían más”.
“Recuerdo que llegó a una de las consultas con una libreta y yo le pregunté que qué tenía escrito ahí. Me dijo: —yo escribo todas las noches cartas a mi mamá, ahí le digo que la extraño y que me duele estar aquí y no poder verla, tantas cosas que he desaprovechado, yo quiero que ella vea crecer mis hijos y yo sé que eso no lo puedo conseguir aquí—. Yo le dije que me mostrara, pero él no quería”, cuenta el psicólogo.
En las cuatro primeras sesiones Mauricio no daba tregua, su respuesta negativa, sus síntomas debido a la abstinencia no lo dejaban avanzar.
“Fue hasta la quinta sesión que dejó ver por fin lo que tenía dentro de su cuaderno. Él empezó a leerme: —mamá no puedo disimular que a tu lado me quisiera quedar—. Mi expresión de sorpresa fue notoria, la oración tenía rima y se lo expresé. Mauricio me respondió: —doctor usted que va a saber de eso si a mí lo que me gusta es el reguetón—”.
Cantillo tomó su guitarra. “Le dije que lo cantáramos, que hiciéramos una canción con todo lo que él había escrito. Desde ese momento cambió su semblante, su postura corporal, su rostro. Yo cogí mi guitarra para hacerle una variante de ritmo y él iba cantando. Desde esa sesión el cambio fue del cielo a la tierra, Mauricio pasó de ser un paciente problema a ser un amigo en ese centro de rehabilitación en el que todos se apoyaban”, asegura el terapeuta sobre el joven que estuvo diagnosticado con policonsumo (consumo de múltiples sustancias) y sistema afectivo bipolar.
“El psicólogo que te las canta”
La musicoterapia es utilizar la música en una función terapéutica, lo que buscamos con esto es generar un impacto en la conducta de cada paciente que utiliza esta herramienta, con la música logramos modelar conductas a través de letras creadas en pro de eso. El ritmo, el tono y la melodía dependen de lo que el musicoterapeuta quiera conseguir como resultado en su paciente”, sostiene.
Así, este bajista profesional que trabaja en la agrupación del reconocido cantante vallenato Alex Manga encontró la manera de unir sus dos profesiones.
“Historias como la de Mauricio me ayudaron a entender que había potencial en esto, que no era solo una cita en la que yo pudiera ayudar a mis pacientes hablando. Cantando y logrando añadir una melodía a esos diálogos que he tenido con cada uno ha sido muy preciso y fortuito al mismo tiempo”, cuenta.
Abel no solo atiende a personas adictas a la droga, la mayoría de sus pacientes tienen problemas de estrés laboral, estrés postraumático y niños con déficit de atención.
“Me dedico a la músicoterapia hace más de cuatro años. Aunque la terapia con los pacientes diagnosticados con trastorno de consumo de sustancias es muy buena, también he encontrado un gran número de recuperados en los pacientes que me consultan por estrés laboral”.
Cantillo creó un programa que ha llevado a muchas empresas llamado “Ritmos laborales”, con el que ha logrado que las capacitaciones a las que están acostumbrados los trabajadores pasen de ser tediosas a apetecidas.
“La música lo es todo, con un sonido puedes ayudar a sentir emoción, tristeza, desespero, y cuando como profesional lo pones en práctica y sigues estudiando cada vez más este tipo de terapia se ve la diferencia. Una de las anécdotas que viví en una empresa y que más recuerdo era que el jefe me decía: —esas capacitaciones no sirven de nada, los trabajadores no prestan atención, se duermen o se meten a su celular y luego de que no prestaron atención tienen accidentes o se caen por las escaleras y la ARL no quiere responder—”.
Ante esto, Abel implementó la musicoterapia también en trabajadores de distintas empresas para hacerles ver los distintos riesgos que corrían, por ejemplo, al bajar las escaleras mirando el celular.
“La musicoterapia cambia vidas”
Daniela Alfaro, psicóloga egresada de la Universidad del Norte y docente de un colegio en el norte de Barranquilla, resalta la importancia que tiene la música en el desarrollo cognitivo de niños y pacientes.
“La musicoterapia es una intervención clínica que tiene sus bases en la música y de la respuesta que tienen las personas a ella. Es muy importante y muy exitosa porque promueve el bienestar, el manejo del estrés, alivio del dolor, fortalece la memoria, afianza y expresa sentimientos, fortalece la buena comunicación, la rehabilitación psicológica y física, entre otros. Son múltiples los factores en los que favorece este tipo de terapia”, sostiene.
Este tipo de práctica se usa desde el siglo XX cuando los médicos y enfermeros empezaron a buscar músicos (profesionales y amateurs) para que tocaran música en las salas de los hospitales y veían los beneficios de la música en sus pacientes.
En países de Europa y en los Estados Unidos hay organizaciones que rigen este tipo de prácticas y se ha visto que tienen muchos beneficios para pacientes con demencia, autismo, niños prematuros y personas hospitalizadas que experimentan mucho dolor.
Lo que dice la OMS
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las artes en general son recomendadas en los tratamientos de la salud, pues “tienen diferentes componentes que pueden ser usados para promover una buena salud, como activación sensorial, evocación de las emociones y estimulación cognitiva”.
La OMS ha puesto la lupa en este tipo de prácticas luego de que muchas publicaciones científicas alrededor del mundo afirmaron mediante estudios la positividad en los resultados sobre este tipo de terapia, que no incluye solo la música sino las artes en general.
La OMS concluye mediante su informe “haber encontrado una amplia variedad de enfoques y metodologías sobre el valor potencial de las artes para contribuir a los determinantes básicos de la salud; desempeñar un papel crítico en la promoción de la salud; ayudar a prevenir la aparición de enfermedades mentales y el deterioro físico relacionado con la edad; apoyar el tratamiento o la gestión de las enfermedades mentales, las enfermedades no transmisibles y los trastornos neurológicos; y ayudar en la atención de enfermedades agudas”.