Humberto León Ibarra Fernández es un joven percusionista barranquillero que con disciplina y talento se ha ido abriendo espacio en el competitivo ambiente musical de Miami, la Capital del Sol en Estados Unidos.
Aunque daba la impresión de que estaba predestinado para el mundo deportivo, pues su padre es el destacado atleta atlanticense Orlando Ibarra, y por el lado materno la familia Fernández está marcada por el beisbol y el softball; pudo más el llamado de los dioses de la música y ahora lo tenemos con sus tambores participando en importantes proyectos musicales.
Como novedad, este novel artista acaba de lanzar al mercado el disco compacto Nuevo Comienzo, del que habló para AL DÍA y Concierto Caribe espacio radial que se emite por Uninorte Estéreo.
P.
¿Por qué un Nuevo Comienzo?
R.
Bueno, un Nuevo Comienzo porque estoy empezando mi carrera artística como líder con mis composiciones. Entonces es un nuevo comienzo para mí, aquí expreso percutivamente mis ideas, mis sentimientos sonoros. El álbum Un Nuevo Comienzo contiene once temas que muestra una variedad de ritmos del Caribe colombiano y antillano con la participación de importantes invitados como el violinista cubano Alfredo De la Fé, el pianista y compositor colombiano Milton Salcedo, el saxofonista colombiano Justo Almario, el trombonista Ramón Benítez y los cantantes Itaguie de Locos por Juana y María Mulata.
P.
¿Cuéntanos algo sobre el primer tema Humbert’s Feeling?
R.
El tema Humbert’s Feeling nace cuando tocaba con Charlie Zaa. Me pidieron que creara un intro de percusión para incluirlo al inicio de los shows. Lo hice y lo usamos un par de veces, pero no se volvió a tocar. Después conversando con el guitarrista barranquillero Luis Miguel Nisperuza, le pedí su colaboración para que lo armonizara y decidí abrir mí disco con ese tema.
El segundo tema del disco Mi amigo mi tambó, es una declaración de amor por el tambor que lo atrapó y lo alejó del béisbol.
P.
¿Cómo surgió ese tema?
R.
Cuando comienzo mi andar musical a la edad de 18 años, un poquito tarde, me doy cuenta que donde quiera que iba siempre llevaba mi tambor alegre, ya fuera con un grupo folclórico, una orquesta, un grupo vallenato o un grupo de son. Entonces cuando trabajaba con el maestro Isidro Infante en el musical de Celia Cruz, me dijeron acá hay varios temas afro, trae un tambor djembe para esos temas. Y lleve mi tambor afrocolombiano que les gustó. Presentando el show en Puerto Rico, empecé a escribir la canción y me fui como mi tambor para la playa: Donde quiera que yo voy/mi tambó siempre va conmigo… y por ahí me fui. En el disco quiero destacar nuestros ritmos colombianos.
El tercer tema del disco se llama Mi ritmo chá, dando un giro hacia la música cubana.
P.
¿Cuál es la historia de ese tema?
R.
Cuando empecé en la música, en el barrio donde crecí, San Salvador, había un grupo que se llamaba el Septeto del Ayer, eran unos señores de sesenta y pico de años, yo era el único joven. Con ellos me enamoré de la música cubana: del bolero, el chachachá, el son, el danzón. Aunque mi intención en el disco es resaltar la ritmica colombiana, no puedo desprenderme de mis inicios y mi amigo barranquillero Humberto Castro me obsequió el tema Mi ritmo chá.
En el disco, Humberto León hace honores a sus progenitores con los temas To Zaida y Song for my father.
P.
¿Cómo es el cuento de los temas dedicados a tus viejos?
R.
To Zaida es una puya vallenata, arreglo y composición de Mauricio Arango, un acordeonero extraordinario, le conté que le quería hacer una canción a mi mamá en ritmo vallenato, y nos pusimos a trabajar la idea. Allí grabó el maestro Ramón Benítez con su bombardino. Y la canción para mi padre es arreglo y composición del pianista barranquillero Gregory Mendoza (ex director de Grupo Raíces), una cumbia muy sentida para el viejo Orlando Ibarra.
Siguiendo con el disco nos encontramos un estándar de la música colombiana como es Momposina del inolvidable maestro José Barros.
P.
¿Por qué incluir una nueva versión de Momposina?
R.
Sucede que nuestro genio musical Milton Salcedo me invitó a participar en el disco Espíritu Colombiano, donde grabé en dos canciones y me dice cuánto te debo, le respondí que no me debía nada, pero que me gustaría contar con un arreglo suyo para mi disco. Le exprese mi deseo de tener un festejo peruano. Así lo hizo y me obsequió además el arreglo de Momposina.
Y dando otro giro, aparece un latin jazz del gran pianista norteamericano Clare Fisher, destacado jazzista que colaboró con las producciones del genial vibrafonista Cal Tjader.
P.
¿Y cómo es eso de Curazao de Clare Fisher?
R.
Al incluir el festejo peruano me pareció que la canción perfecta era Curazao. Fue el arreglo que me regaló Milton Salcedo. Es el único tema de latin jazz del disco. El álbum continua con tres composiciones de Humberto Ibarra tituladas La mano negra, Beautiful Mountains y Al Maestro Paulino.
Como el disco gira alrededor de la raza negra, en el que se hace referencia a los tambores, decidí incluir la composición La Mano Negra, que comienza con un ritmo africano, luego pasa al festejo peruano y sigue con un ensamble de elementos ritmicos negroides latinoamericanos de Haiti, Surinan. En ese tema la voz es la hermosa María Mulata. Mientras que Beautiful Montains es una canción que le escribí a una bella mujer de los Montes de María, originalmente se llamaba Mi Diosa Ovejera. Ahí participa como invitado el violinista cubano Alfredo De la Fé. Se hizo como una descarga. Pero originalmente era un porro con letra. Y el homenaje a Batata es un tema que escribí hace muchos años, el maestro Paulino Salgado, fue un guía para los tamboreros colombianos, aportó mucho con su tambor alegre, excelente compositor y su disco Batata y su Rumba Palenquera, es una joya que guardó con mucho cariño. Siempre pensé que el día que hiciera mi disco tenía que tributarle honores al gran maestro del tambor. Debo agradecer al maestro Justo Almario su participación en el tema Al Maestro Paulino.
P.
Como cierre del disco nos encontramos con Deja vu, la verdad que son once temas que muestran talento y hacen pensar en un futuro promisorio.
R.
Cuando estaba trabajando con el Maestro Isidro Infante me regaló un arreglo salsero para el CD que es el cierre del disco.