Luego de brillar y deslumbrar en Colombia con producciones como La Selección, en la que encarnó al legendario Pibe Valderrama. O representar un antagónico en la serie Los Morales, interpretando a Carmelo Cuello; el actor barranquillero Édgar De Jesús Romero Vittorino, de 30 años, se radicó en España a seguir con el cuento de la actuación.
Hace 18 meses permanece en el país ibérico cumpliendo dos objetivos: seguir formándose académicamente, y también trabajar al lado de los grandes. Bajo estas premisas cuenta que paso a paso, y con muchos sacrificios, ha podido entrar en los círculos de la actuación española.
Édgar Vittorino, como es su identificación artística, aterrizó en Madrid el 17 de marzo de 2017 con la maleta llena de ilusiones, y ahora, al mirar por el retrovisor, se da cuenta de que los frutos han sido buenos.
En diálogo telefónico con AL DÍA desde el sector Alonso Martínez, en Madrid, reconoció que ahora es una persona más independiente y cargada de valor. Destaca que en suelo europeo se ha sentido igual de valorado que en su terruño, y hoy en su hoja de vida sobresale la participación en el elenco de la serie Vivir sin permiso, una de las producciones más vistas del Canal Telecinco, el de mayor audiencia en España.
También participó en la cuarta temporada de la serie Vis a Vis, una de las más populares en la plataforma Netflix. Además acaba de rodar un cortometraje sobre la Mara Salvatrucha, una organización internacional de pandillas criminales. En todas estas producciones hace ‘papeles oscuros’, o como el mismo lo dice en el argot costeño “son bien ‘makia’”, en referencia a lo perverso.
P.
¿Qué lo llevó a fijar su mirada en España?
R.
El crecimiento a nivel profesional es lo que me tiene por acá estudiando y trabajando intensamente. Aquí se me han abierto muchas puertas, lo primero que hice fue la serie Vivir sin permiso, una de las producciones más vistas del Canal Telecinco. Allí tengo un personaje de reparto (Freddy), de hecho ya estamos rodando la segunda temporada, los derechos ya fueron adquiridos por Netflix, así que pronto la verán por Latinoamérica. En España estoy haciendo los papeles más ‘makia’ de mi carrera.
Mi popularidad empezó con El Pibe en La Selección, un papel muy blanco; en Los Morales interpreté a Carmelo Cuello, que aunque era malo tenía un buen corazón; pero aquí soy un sicario paisa que desde el primer capítulo anda matando gente sin piedad. Fue muy interesante meterse en ese nuevo rol que nunca había hecho, y la verdad es que me he divertido mucho aunque para nada comparto las acciones de mi personaje.
P.
¿Fue complicado armar ese papel tan malvado?
R.
La diferencia que tuve para estructurarlo radica principalmente en que acá las producciones se hacen con mucha más calma, solo grabamos dos o tres escenas al día, en cambio en Colombia rodábamos unas 10 diarias. Así que tienes tiempo para perfeccionarlo, obviamente que he aprendido mucho, hice un curso intenso de interpretación en la escuela del actor Juan Carlos Coraza.
Hace dos años vine a hacer un seminario en la escuela de este gran actor, y a raíz de eso me fijé como meta mudarme a España. Empecé a hacer casting y se me abrieron las puertas en Vivir sin permiso, ya llevo 18 meses en los que no he parado de formarme y trabajar. También participé en unos capítulos en la cuarta temporada de la serie Vis a Vis, que es un gran éxito en Netflix, ahí seré el jefe de la cárcel de hombres.
P.
¿Con qué actores se ha encontrado, los cuales veía muy lejanos y hoy puede nutrirse de ellos?
R.
Con Javier Bardem que ha estudiado al lado mío, Elena Anaya que ha participado en grandes producciones, y José Coronado, ganador de un premio Goya por su participación en la cinta No habrá paz para los malvados.
Así que ha sido muy enriquecedor verlos de cerca desarrollar sus diálogos, esa para mí es una clase magistral. Acá el gremio de actores es muy unido y siempre se preocupa por recomendarte y ayudarte a crecer, cosa que no me ocurría en Latinoamérica, donde tus colegas te ven como competencia directa.
P.
¿Ha tenido problemas por el tema del acento?
R.
No me han exigido hablar como españolete aún (risas). En Vivir sin permiso soy un sicario paisa, en Vis a Vis soy un salvadoreño, así que digamos que me ha tocado trabajar el acento, pero todavía enfocado al estilo latinoamericano.
P.
¿Qué diferencias encontró en la formación actoral recibida en España?
R.
Las escuelas en las que estudié son muy distintas, en la de Susan Bastong (New York) se utilizaba la parte que llamamos el método que consiste en utilizar tu propia vida para desarrollar las escenas y pensar en cosas que te sucedieron y evocarlas al momento de los diálogos.
En cambio en España al maestro le gusta que cumplas al pie de la letra el texto que te asignan. Entonces digamos que mi aprendizaje se ha ido complementando a medida que he estado en varios países. Siento que tengo unas grandes herramientas que me permiten construir mejor mis personajes.
P.
¿Y la formación actoral recibida en Colombia?
R.
Mis maestros fueron Edgardo Román, Jorge Cao y Ronald Ayazo, con ellos hice mis primeros cursos de actuación a los 13 años. Luego entré al grupo Teatro Vivo, nos reuníamos en los parques de Barranquilla a preparar las obras y digamos que eso fue cimentando mis bases.
Luego cuando terminé el bachillerato en el Colegio Colón, estudié actuación en Bogotá y me gané una beca en la escuela del Canal Caracol que dirigía Laura García. Lo primero que hice fue Oye Bonita, luego El cartel de los sapos 2, Tierra de cantores, Amor de Carnaval, Bazurto y La Selección, que ahora la están emitiendo en África.
P.
¿Piensa quedarse en España?
R.
Hombe yo lo que quiero es trabajar (risas), y si por acá me está yendo bien, pues me mantendré en Madrid. Además que aquí estoy descubriendo nuevos papeles, jamás había hecho de sicario paisa, pese a haber nacido y crecido en la pantalla colombiana.
Tampoco de salvadoreño, así que me estoy demostrando a mí mismo que podré lograr el acento que me proponga. En el pasado tuve propuestas de trabajar en Italia, pero finalmente no se concretaron.
P.
¿En qué otros proyectos anda metido?
R.
Estoy en un cortometraje sobre la Mara Salvatrucha, que muestra a fondo la situación de El Salvador, ese personaje es un demonio y me fue asignado por el director Salvador Calvo para el canal Globomedia.
Allí soy el líder de los Mara y tengo todo ese poder de influir sobre los demás y despertar temor. Estoy vacilándomela, tratando de dejar el nombre de Barranquilla en lo más alto y espero que mi profesionalismo sirva en parte para quitar ese estigma ligado al mundo del narcotráfico.
P.
¿Cómo ve el país desde España, por allí se le vio respaldando a Mockus mostrando el trasero en redes?
R.
Esos temas son bastante complicados y a veces es mejor no tomar posición, Colombia es un país muy polarizado, todo tiene que ser blanco o negro, pero creo que estamos en tiempo en que también lo gris conviene, no hay espacio para seguir dividiendo.
Mockus fue capaz de pelar el culo y yo también lo hice en mis redes sin temor, porque sé que a la mitad del país le podía parecer bien y a otra mal, así que no había mucho que perder con este ejercicio.
P.
¿El tema de la familia imagino es lo que más extraña?
R.
Eso es lo más duro porque al final siempre te hace falta la mojarra con el arroz con coco y patacón que te prepara tu mamá, acá me toca andar comiendo paella (risas). Sin embargo, soy consciente de que la vida está llena de sacrificios y me tocó venirme solo a guerrearla.
Acá me pega duro cuando escucho el vallenato, especialmente los Clásicos de La Provincia de Carlos Vives, esos me hacen llorar porque me acuerdo de mi país. Kaleth Morales es otro de mis favoritos junto a Joe Arroyo.
Cuéntenos de sus raíces barranquilleras
Crecí en El Recreo, en un hogar lleno de amor conformado por mis padres Edgardo Romero que es de San Juan Nepomuceno (Bolívar), pero creció en Paluato (Galapa), y mi madre, Gina Vittorino, de sangre italiana, nacida en Escalea, un pueblo cercano a Napolés. Tengo dos hermanos: Gina, la mayor, y Brandon, el menor, con ellos siempre hice buenas migas y crecimos felices.