Hace más de 40 años venimos oyendo sobre César Pagano. Cuando en el país rumbero se comenzó a hablar de la necesidad de un templo vital para la rumba y la buena conversación, surgió en 1978, en Bogotá, el mítico bar El Goce Pagano, lugar donde se iba no solo a beber y bailar, sino a conocer escritores y nuevas sonoridades caribes. Vale la pena señalar que César Villegas, nacido en Medellín, perdió su apellido paterno en ese santuario de la bohemia, porque los parroquianos comenzaron a identificarlo como César Pagano.
Por estos días Pagano recorre el país en la presentación de dos interesantes libros de su autoría: El Imperio de la Salsa, Crónicas Paganas, que contiene 35 entrevistas con los más destacados exponentes de ese movimiento socio-cultural que ha cautivado a varias generaciones de gozones de la vida. La otra obra se titula ¡Aquí el que baila: gana! dedicado al gran músico cubano Juan Formell y su orquesta Los Van Van.
Con César me une una amistad musical de muchos años labrada en bares, encuentros de melómanos y coleccionistas y festivales musicales de diferentes ciudades y pueblos de Colombia y el mundo.
Pagano es un personaje auténtico con opiniones que a veces le producen rasquiñita a más de un ‘ñoño musical’, promotor incansable de la música cubana contemporánea y un quijote bolerístico. Ingenioso animador con frases que se han convertido en gritos de combate de la rumba como: “Optimismo frente al abismo”, “Chácata y prácata”, “Salsa y cultura hasta la sepultura”, “el bolero, ese corruptor de mayores”, “¡Y decía Chopin: que suene como Los Van Van”.
En una entrevista de hace unos años confesó que en su juventud aspiró a ser cantante.
“Pero después vi que la vida de los cantantes en este país es difícil, de cada 100 triunfa 1, y además yo sufría mucho de pánico escénico con las presentaciones en vivo, entonces me alejé. En otra época quise ser profesor. Me gustó más, y lo fui durante un tiempo en universidades y colegios. Hice política de oposición y todavía la hago, pero también me desencantó”.
1974, año definitivo de Villegas a Pagano
En la misma entrevista también sostuvo.
“En 1974 rompo con todo lo que venía mencionado, y me dedico a la cultura y a la música, ya como profesional. Entonces empiezo a cultivar esas cosas y se funda El Goce Pagano, que de alguna forma transformó la noche en Bogotá, porque todo era comercial, incluso las discotecas del mundo de la salsa”.
Sobre el presente salsero manifiesta que todo ha ido cambiando.
“Los nuevos artistas han escogido la salsa romántica, por ejemplo, que es una variante fácil, pero comercialmente rentable, empobrecen la música y el texto”.
Con César Pagano, un cruzado de la bohemia Caribe tendremos oportunidad de compartir el próximo Viernes 8 de febrero a partir de las 7 de la noche en la Casa Moreu en la calle 68 No. 62-27, el hogar de la Carnavalada.