Una decepción amorosa trajo hace medio siglo al caleño José Fernando Herrera Herrera a tierras barranquilleras. Con una maleta llena de tristeza llegó a probar suerte por 15 días, pero le gustó tanto el ambiente colorido de la capital atlanticense que decidió echar raíces en territorio costeño.
“Me vine decepcionado al encontrar a mi novia encuera con otro macho en la cama, vea eso fue cacho corrido... una experiencia muy amarga que cambió mi vida por completo. Afortunadamente fue para mejorar porque me hizo agarrar vuelo y aterrizar en la tierra del Carnaval”, cuenta el payaso Cara Sucia a su mejor estilo “sin anestesia”, y pasado tres segundos suelta una carcajada que contagió hasta a su nieto Neitan, de 3 años.
En La Arenosa, este licenciado en teatro sacó a relucir su talento como actor cómico y la experiencia que acumuló como fundador del Telecirco, primer programa concurso que se emitió por televisión nacional a través de Inravision, los sábados de 2 a 4 de la tarde.
Su rostro es recordado por varias generaciones que lo vieron en la pantalla chica hacer travesuras junto a otros grandes como los chilenos Pernito, Tuerquita y Bebé. “Aquí en Barranquilla con Alfredo De la Espriella se me abrieron todas las puertas porque él era el director de extensión cultural del Atlántico. Llegué el 12 de octubre de 1969 y gracias a él no me faltó nada. Hacía shows por el colegio San Francisco, Santo Tomás de Aquino, El Biffi y ahí comenzó a crecer mi fama. Barranquilla me sonrío desde el primer momento en que la vi. Si yo hablo mal de esta ciudad, que me arranquen las pelotas”, dice entre risas.
Con 27 años a cuestas extendió su popularidad por la costa Caribe colombiana y debutó en el Carnaval de 1970 con sus ocurrencias. No salió como payaso, sino que se hizo un improvisado disfraz de fantasma. “Me robé una sábana del hotel donde vivía en esa época, le hice dos huecos para los ojos, le pinté la boca de rojo y así salí a gozarme la Batalla de Flores”.
En Barranquilla el amor le volvió a sonreír y se enamoró de Evelia Acuña Charris, quien ha sido su mano derecha y con quien fundó el disfraz colectivo Payasitos, al cual se unieron sus hijos: Miguel (Monedita), Marta (Tapita) y Rose Mary (Terremoto). El grupo se amplió con la participación de seis nietos y un bisnieto.
“A punta de carcajadas he sacado a mi familia adelante, mis hijos son profesionales exitosos. Te repito, Barranquilla me devolvió mi mejor sonrisa”.
SUS MUÑECONAS SALIERON AL RUEDO
Tres años después de mantener cautivado a los carnavaleros, Cara Sucia salió al ruedo con sus muñeconas, las cuales desde lo más alto enamoraron a más de uno. “Recuerdo que todo el mundo me señalaba y quería tomarse fotos con mis muñecas. Esta tradición se ha podido mantener gracias a que Dios me puso en el camino a una mujer que me regaña mucho, una mujer todo terreno, ella me dijo que no pagara un peso más por mandar a hacerle los vestidos, porque ella se iba a encarga de confeccionarlos”, dijo Herrera mientras Evelia quitaba con una pulidora la pintura a una de las muñecas.
Sobre cómo las metió en su grupo, contó que un amigo las había puesto a desfilar en los días de Feria de Cali y causaron sensación, por lo que le pidió le vendiera dos para que además de bailar salsa, se contagiaran con la sabrosura costeña.
“Le compré al payaso Sushín y a la negra Mireya, quienes se robaron los aplausos. Estaban hechos en papel, luego los hice en fibra de vidrio. Hay que reconocer que Jorge Altamiranda con sus Gigantonas hizo historia, pero mis muñeconas tienen su encanto porque anualmente las estamos vistiendo con las temáticas de moda. Este año no se extrañen si ven a una parecida a Aida Merlano”, explicó Cara Sucia, cuyo nombre artístico se lo sugirió un niño en uno de sus shows.
CON UNA SOLA PIERNA SIGUE FIRME
Pese a que le toca mostrar siempre su mejor cara, su vida ha sido dramática. En estos momentos este hombre de 77 años que vive en el barrio Me Quejo, no ha dejado de salir en los grandes desfiles del Carnaval pese a sus problemas de salud.
Hace 11 años a Cara Sucia le apuntaron un dedo de la pierna izquierda, tras ser diagnósticado con diabetes.
Hace seis años después de caminar la Batalla de Flores en la Vía 40 y la carrera 44, le salió una vejiga de sangre en el pie que se le infectó y lo llevó a perder su segundo dedo. “El 25 de abril del año pasado le amputaron la pierna. Le dieron siete infartos y lo mandaron desahuciado para la casa tras llegar a pesar 37 kilos. Desde entonces no ha querido tomar más una pastilla, ni ir al médico porque dice que se muere. Asegura que así se siente perfecto y que su mejor medicina es hacer reír a la gente”, señaló su esposa.
“Mientras esté vivo trataré de estar en los desfiles de Carnaval”, le responde casi que de inmediato este hombre que tiene el pelo parecido al entrenador de Junior, Julio Comesaña.
UN LEGADO DIVERTIDO
Rose Mary, Terremoto, sostiene que ha recibido de su padre un legado invaluable. “Nos enseñó lo principal del payaso country que es el que vemos en fiestas y desfiles, pero estamos estudiando para evolucionar, asistimos a conferencias, seminarios y ferias de la risa para adquirir conocimientos. Hoy le hemos agregado nuevos componentes como el tecnológico, nuestros shows son apoyados con lo virtual”.
En cuanto a las Muñeconas indicó que anualmente les cambian el vestuario. “Siempre estamos pensando en innovar y se aprovechan algunas coyunturas. Cuando estaba de moda la serie Sin senos no hay paraíso, hicimos unas con un escote muy pronunciado, también una de Celia Cruz fue sensación. Este año vamos a sacarlas vestidas de blanco para celebrar los 50 años de Cara Sucia en el Carnaval”.
Su hijo Neitan, de 3 años, también está heredando esta tradición, él en su primer año hizo el recorrido por la 44 en coche. “Yo lo hice a los 22 días de nacida, me llamaban cargada y tan pequeña me enmaicenó la gente”.
Evelia Acuña reveló que este año sus payasitos vestirán los colores de diferentes banderas, para demostrarle al mundo que la sonrisa es universal. Mientras que Cara Sucia en silla de rueda seguirá contagiando con su alegría.