Este 23 de septiembre se conmemoran 100 años del natalicio del mexicano Rodolfo Guzmán Huerta, mejor conocido en el mundo de la lucha libre y la actuación como Santo, ‘El Enmascarado de Plata’. La conmemoración es probable que pase un tanto desapercibida en México, ante la tragedia que vive gran parte de la población a raíz del terremoto del martes pasado.
Sin embargo, sus seguidores en Latinoamerica seguramente recordarán hoy su agilidad y fuerza en los tinglados, y su aura cautivante en el cine. Santo falleció hace 33 años, pero sus recuerdos y filmografía siguen vigentes en la memoria de sus fans. Por eso es fácil afirmar que Santo llega hoy a ‘siglo de vida’.
Desde inicios del 2017 su hijo, Jorge Ernesto Guzmán, anunció que con la ayuda del Gobierno de la Ciudad de México trabajaban para habilitar una casa museo en honor a un héroe que fue de carne y hueso, vivo, palpable, no nacido de un comic. “Los visitantes podrán observar y tomarse fotografías con sus máscaras, ropa, mallas, capas y trofeos”, sostuvo el heredero de la leyenda.
El hijo de Santo también reveló que está en la fase de preproducción de una película que muestra las aventuras de su padre, pero en un filme nada biográfico, sino basado en leyendas urbanas.
Una estatua de Santo fue ubicada en su natal Tulancingo, donde también hay una especie de museo.
Rodolfo Guzmán Huerta nació el 23 de septiembre de 1917 en Tulancingo, Hidalgo (México), y se desempeñó como luchador profesional entre 1942 a 1982, periodo en el que fue casi imbatible. El 5 de febrero de 1984 murió (a los 67 años), de infarto tras concluir una actuación en el Teatro Blanquita en el DF.
Al día siguiente fue sepultado en Mausoleos del Ángel ante una multitud que gritaba su nombre. También estuvieron en el cortejo luchadores emblemáticos como Blue Demon y Black Shadow, que cargaron el ataúd hasta su última morada.
ÍDOLO EN COLOMBIA
El Enmascarado de Plata es considerado uno de los iconos en la cultura popular mexicana del siglo XX. Marcó una época dorada junto a gladiadores como El Rayo de Jalisco, El Rayo Azteca, Blue Demon, Mil Máscaras, Huracán Ramírez, entre otros.
En la década de los 70 sus películas, en las que imponía sus condiciones físicas para vencer al mal, movieron una alta audiencia en América Latina. Barranquilla no fue ajena al fenómeno, y lo izó también a la categoría de héroe propio tras ver sus filmes en las salas de cine abierto de ese entonces. Santo era un personaje taquillero en teatros como el Bolívar, Mogador, Rialto, Acapulco, Chiquinquirá, Virrey, para mencionar solo estos.
Tuvieron fama cintas como Santo contra las momias de Guanajuato, Santo contra Blue Demon, Santo en el Tesoro de Drácula, Santo contra los Zombies, entre otras. Fueron 52 filmes en los que enfrentó enemigos extravagantes y exóticos como hombres lobos, mujeres vampiros y extraterrestres.
Recuerden algunas de estas películas:
El periodista Édgar García Ochoa recordó las dos veces que lo trajo a Colombia. “La primera vez en 1973 gracias a Humberto Cortez, luchador boyacense que vivió en México y apareció en algunas películas de lucha libre. Era amigo de Santo y lo invitó a Cartagena donde tenía una hermosa finca. Santo solo puso una condición, que le organizaran varios combates con sus colegas El Rayo de Jalisco, El Rayo Azteca y los hermanos Cadena. Las peleas se realizaron en el Circo Teatro (actual Plaza de Toros), y ocurrió lo inimaginable, ese día Santo salió perdedor, los argentinos Cadena le propinaron una paliza histórica que decepcionó a todos los que llenaron el circo”, rememoró García.
La segunda visita a la Costa fue para para grabar la cinta Réquiem por un canalla, dirigida por Fernando Orozco, en la que compartió créditos con actores destacados como Ana Luisa Peluffo, Joaquín Cordero, Sonia Furió y Manuel Capetillo.
SU ROSTRO, UN GRAN MISTERIO
Debido a que en las peleas y en el cine jamás fue desenmascarado, además de que en eventos públicos aparecía siempre con su máscara plateada; el rostro de Santo se convirtió en uno de los grandes enigmas del mundo del espectáculo. Era tanta la intriga por conocer más allá de sus ojos, que a principios de los años 80 fue invitado al programa Contrapunto, moderado por Jacobo Zabludovsky, y logró despojarse de parte de la máscara. Y aunque solo mostró una pequeña parte de su rostro, el hecho se convirtió en tema de portada de los periódicos de la época.
Así fue el momento:
Roberto Gómez Bolaños en sus memorias Sin querer queriendo, relata que 1983 compartió avión con Santo y Blue Demon para cumplir dos eventos en el Madison Square Garden de New York, donde el elenco de Chespirito ofrecería un show cómico complementado con lucha libre.
“En el avión ambos iban con sus características máscaras, me les acerqué y conversamos un buen rato, sabía que al llegar a Miami en la ventanilla de migración los obligarían a quitárselas y podría verles el rostro, así que estuve atento y lo logré. Solo puedo decir que tenía cara de buena gente.A los que me pedía autógrafos les dije que aprovecharan mejor una foto con Santo sin su máscara, pero todos se echaron a reír, esa es la realidad: sin la máscara no somos nadie”, escribió el inolvidable Chespirito.