Llegó octubre y se empiezan a conmemorar muchas historias de fantasma y espantos. Existe una muy singular que genera pavor y tristeza, la de los hermanos Bocanegra, cuatro niños mendigos que aparecen penando por Barranquilla.
Sus espectros se manifiestan más en este mes, siendo los protagonistas de muchos relatos escabrosos, los cuales generalmente ocurren de noche, según testigos los niños se asoman por las alcantarillas. El inicio de su oscura historia. La triste y escalofriante historia de los Bocanegra tiene sus inicios en la década de los 70, en una trocha de la calle 30 con carrera 1, invadida por solares y con un mal canalizado arroyo lleno de desperdicios.
Se cuenta que en este lugar vivían en extrema pobreza los hermanitos Bocanegra: Silo, Amanda, Tomás y Luchito, los cuales fueron abandonados por su padres. Su madre, una chocoana, había muerto de cáncer de útero y su padre un indio rezandero adicto al alcohol, los había maltratado y explotado, poniéndolos a vender dulces o a pedir limosnas con cara de profunda tristeza y hambre.
“A ellos les tocó duro, yo siempre le regalaba panes, me daba dolor cuando llegaban juntos, la niña me daba pesar porque era coja y lloraba del hambre que pasaba”, recuerda Fabiola Henríquez, dueña de una panadería. Agrega que les tocaba enfrentar muchas cosas en la calle, pero Silo el más negro de todos los defendía.
“Recuerdo que el negrito Silo a veces llegaba golpeado porque defendía a sus hermanos. Esos niños sufrieron hasta la hora de su muerte, porque fue muy horrible”, comenta con pesar Humberto Becerra, dueño de un granero en el Centro.
LA TERRIBLE MUERTE
Cuentan que el 31 de octubre los niños se escaparon de la explotación de su padre y se dedicaron a pedir dulces hasta altas horas de la noche. Regresaron felices con las bolsas llenas de dulces a la trocha donde dormían a la intemperie. Amanda la más pequeña, por su problema de la pierna pisó mal y se cayó al arroyo.
Sus hermanos al verla agonizar se tiraron para salvarla, pero todos fueron arrastrados por la corriente. Sus muertes generaron consternación en la época y más aún porque sus cuerpos no fueron hallados. Después se empezaron a escuchar muchas historias espeluznantes que dan cuenta de las apariciones fantasmales de estos niños por Barranquilla, expresando así todo su dolor.
Muchas son las historias escabrosas relacionadas con estos niños. “Venía de una fiesta de Brujitas a eso de las 2 de la madrugada y mientras pasaba por una alcantarilla destapada comencé a escuchar el llanto de un niño, miré al fondo y vi que unas manos pequeñas me querían jalar. Me gritaba con voz ronca ‘¡Quédate con nosotros!’”, cuenta recordando aún con miedo Mateo Espinoza quien logró salir corriendo. Otra historia para morir de susto es la vivida por Viviana Flores.
“Era Hallowen y después de ver una película fui al baño a orinar, de repente el foco se apagó y vi frente a mí una silueta de una niña de unos 5 años que estaba sentada en el inodoro. Me dijo ‘Me siento sola aquí abajo, acompáñame a jugar’. Abrí la puerta y salí corriendo fue horrible”.
Sonia Bustillo relata que a las 12 de la medianoche vio por la ventana cuatro niños acercarse a su puerta “Escuché risas de varios niños, extrañada me asomé y vi a los niños saliendo de una alcantarilla mirando hacia mi casa, del susto les dije que no tenía plata. De pronto vi un niño negro asomado viéndome desde la ventana, al día siguiente en la puerta habían escrito con lodo y sangre ¡Donde estamos no sirve la plata!”.