Cuenta la leyenda que en los manantiales, quebradas y ríos de Colombia, se aparece la Madre de Agua, un fantasma con figura de una hermosa doncella. Tiene el cabello dorado como el oro, la piel muy blanca, ojos verdes como la esmeralda y grandes como el firmamento. Así seduce e hipnotiza a los jóvenes produciéndoles somnolencia e inconsciencia como si su mirada tuviera poderes fantásticos o divinos.
Dicen que en el día el rostro de la Madre de Agua es luminoso como el sol, transmite poder, gloria y espiritualidad. Y en la noche su cara alumbra como la luna e invita a la imaginación y a la fantasía. Lo cierto, dicen, su cuerpo muestra una personalidad dominante, fuerte y musculosa.
Cuentan también que las manos de la Madre de Agua irradian luz divina y pura, y que en la oscuridad de la noche lanza dardos de luz de los más profundo de los ríos y lagunas para llamar la atención de los adolescentes. Ella es un ser anfibio que prefiere vivir la mayor parte del tiempo bajo el agua.
Quienes se la han topado afirman que este espanto camina de manera muy extraña.
Sus pies lo hacen al revés, esto quiere decir que si sus pisadas señalan hacía el norte, es porque en realidad anduvo por el sur.
Y tan pronto los chicos están frente a ellas quedan encantados, siguiéndola hasta las quebradas, río o lagos en donde la escultural criatura se baña, transmitiendo la idea de pureza e inocencia.
Se cuenta también que en los ríos caudalosos la Madre de Agua cabalga en enormes cocodrilos verdes, peces coloridos y delfines rosados, y que en los lagos verdosos y cristalinos se acuesta en el fondo coqueteando y ganándose a los jóvenes cazadores, que hechizados la contemplan mientras desfallecen o se lanzan a las profundidades de las aguas encantadas y luego terminan ahogados.
Quienes han sobrevivido a sus encantos sostienen que la belleza de esta enigmática dama les produjo además de entumecimiento, fiebre y locura, creyeron alucinar ver a la hermosa mujer en un lecho de corales rodeada de peces de oro y anguilas de plata. Estos relatos son escuchados con mucha incredulidad, pero solo quienes han tenido esta tétrica experiencia saben que su presencia en nuestro país es real, al punto que terminan con temor enfermizo al agua, no volviendo jamás a acercarse a ninguna orilla de río o mar.
Expertos en casos paranormales aseguran que para romper el hechizo de la Madre de Agua, los jóvenes que sobreviven deben rezar acompañados por los adultos. Algunos profesionales afirman que esta simboliza un amor sin esperanza, el amor de ensueño por una mujer bella, fugaz, inasequible y fatal con la que sueñan muchos jóvenes y que en muchas ocasiones termina siendo más tortuoso que cualquier otro.