Apocalíptico, así se podría calificar la experiencia que relata un grupo de ocho adolescentes entre los 13 y 15 años, todos habitantes del sector del Páramo, en el sur de Valledupar. Como si se tratara de una escena de las películas de terror y suspenso de Alfred Hitchcock, la historia de estos niños se centra en el fantasma de tres niños que, según la versión dada, se les aparecieron la tarde del martes anterior en unos terrenos pertenecientes a la familia Pavajeau, a la salida de Valledupar, vía al municipio de La Paz, y donde un grupo de aeromodelistas de esta región, han hecho una pista para practicar este hobby, por lo que es conocido como ‘La pista’.
“Mi mamá me dijo que no saliera, pero le dijimos que íbamos hasta la cancha de La Primavera”, otro barrio inmediato al Páramo, contó una de las niñas.
Pero, uno de los niños tuvo la idea de ir más allá, y el resto del grupo le pareció interesante. Aún no eran las 3 de la tarde, les pareció temprano. El recorrido por fincas a lo largo de la vía que de Valledupar conduce a La Paz fue divertido hasta que llegaron a La pista. Uno de ellos vio una cola de avión (de aeromodelismo) suspendida en un árbol de ciruela, subió, la tomó y bajó. “Fue ahí que empezó a decir cosas raras”. De repente, una de las niñas dijo que un niño estaba en medio de la maleza, y le pedía ayuda. “Yo le agarré la mano y caminamos hacía el pelaito, pero él se alejaba, entonces me dio miedo yle dije, mejor vámonos”.
Pero la reacción, cuenta la niña, de su amiga, fue de correr hacía el niño. Lo que obligó a los varoncitos sujetarla con fuerza y llevarla adelante del grupo.
Según lo dicho por estos muchachos, el niño estaba vestido de camisa azul y pantalón negro, “le faltaba un brazo, no se le veía bien la cara, y era un niño negro como de 8 años”.
“Nos pedía que lo ayudáramos, que lo habían violado, asesinado y enterrado en ese lugar junto a dos niñas, de 12 y 13, también violadas”, contaron los niños.
Y no solo eso, aseguran que les describió a sus victimarios, “el niño dijo que se llamaba Andrés, que su papá está mal de salud, y que los hombres que le habían hecho eso eran dos, uno alto, de pelo liso y un bajito, de piel morena y pelo crespo, y andaban en una camioneta de color gris, y la primera letra de la placa era L”.
“Ahora, tenemos que tener cuidado con los niños para que no regresen a ese lugar, porque dicen que el niño les pide ayuda”, comentó la madre de uno de los niños.