Las peleas de gallos son una de las tradiciones sociales en muchas ciudades no solo del país, sino también en toda Latinoamérica, que marcan una cercanía muy estrecha entre el campo y la ciudad. Por mucho tiempo, las 'galleras' fueron espacios de culto para los amantes de los enfrentamientos de animales, pero la práctica ha perdido seguidores a lo largo del tiempo por su naturaleza agresiva.
Sin embargo, a través del paso del tiempo también son muchas las personas que se mantienen fieles a las tradicionales peleas, que representan enfrentamientos lucrativos por las apuestas que pueden tener lugar entre pleito y pleito. Para esto, los gallos reciben una preparación especial, la cual involucra muchos aspectos, entre ellos, el cuidado de las espuelas.
Las espuelas de los gallos son su principal arma en las peleas, aunque también pueden ser un problema para otros animales domésticos, e incluso, para los propios humanos.
Las personas que interactúan con gallos pueden ser heridas por las espuelas, especialmente si no están familiarizadas con su manejo y cuidado. Si una persona es picada por una espuela de gallo, puede sufrir lesiones que requieren atención médica inmediata, y en casos graves, incluso pueden perder un miembro.
Una suerte de esa índole fue la que sufrió el propietario de un gallo, quien decidió lanzar a su animal a una competencia durante el pasado fin de semana en México. Parecía que sería un combate emocionante, pero nadie contaba con que el gallo elegiría otro blanco para incrustar sus espuelas.
La tradición marca que los gallos son lanzados en el aire y, tras el primer contacto, se da inicio a la pelea. Aunque los animales suelen estar concentrados en su similar, un hecho excepcional tuvo lugar en México, ya que uno de los gallos de pelea se olvidó de su rival para ir a por su propio amo, a quien le lanzó un violento rasguño en la pierna, dejándolo fuertemente lesionado.
La víctima del animal se sujetaba la pierna herida con una mano, mientras que con la otra sujetaba al gallo en su intención de controlarlo para que no volviera a herirlo. La escena fue de suma preocupación para todos los presentes, puesto que con el paso de los minutos la herida liberaba más y más sangre.
Al final, con un torniquete y un cinturón, lograron apretar la zona afectada para detener la hemorragia y que el espectáculo pudiera continuar.