El cuerpo sin vida fue encontrado en este pozo, ubicado en la fincha 'Mati', en la zona rural del municipio.
El cuerpo sin vida fue encontrado en este pozo, ubicado en la fincha 'Mati', en la zona rural del municipio. Luis Rodríguez Lezama
Historias

"El decapitado se encontró por una vaca extraviada": el misterioso caso en Juan de Acosta

Vecinos cercanos a la finca ‘Mati’, zona rural de Juan de Acosta, donde fue hallado el cuerpo de un hombre decapitado dentro de un pozo, aseguran que la cabeza de la víctima todavía se encuentra en el sitio.

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En una vereda de difícil acceso, donde los únicos rastros de vida se muestran alrededor de las pocas personas que acompañan al ganado día y noche, ronda el rumor de que en el pozo artesanal de la finca de nombre ‘Mati’, de aproximadamente 70 hectáreas, aún sigue la cabeza de aquel hombre decapitado y cuyo cuerpo fue hallado el pasado cinco de mayo.

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Un equipo periodístico de AL DÍA e trasladó hasta el sector donde ocurrió el caso, perteneciente al municipio de Juan de Acosta, Atlántico, e intentó recrear la ruta por la que, según autoridades y moradores, los perpetradores del crimen ingresaron a dicha zona rural. 

La travesía inició luego de pasar por los corregimientos de San José de Saco y Media Luna. Esta zona está a un lado de la vía principal: es una trocha con árboles de ambos lados y llena de barro, cuyo acceso es casi imposible para vehículos sin tracción en las cuatro llantas, y en la que aparentemente la única forma de ingresar es en un animal de carga, una motocicleta, o como hicieron los periodistas de esta casa editorial, a pie.

El camino es recto y rara vez se encuentran unas pequeñas curvas. Tras 20 minutos de arena, fango y el ganado pastando por toda la ruta, los sujetos que trasladaban a la víctima se habrían estrellado con una finca, en la que todo el que llega presume que es el final del “túnel”.

Sin embargo, la trocha no acaba ahí, a mano izquierda comienza una nueva ruta, eso sí, sin fango, pero con una maleza que llega hasta las rodillas. Hay pequeños reptiles corriendo mientras mueven las hojas de los árboles caídas en el piso. Al parecer, los desconocidos y el hombre que iban a ejecutar siguieron este tramo durante 10 minutos más hasta encontrarse con un acantilado, el cual da hacia a un arroyo.

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Atravesar el cuerpo de agua con una persona muerta pudo ser una tarea complicada, por lo que se presume que el hombre llegó con vida hasta la finca ‘Mati’ en la que posteriormente lo asesinaron y tiraron el cuerpo decapitado en el pozo artesanal. 

Según se conoció, solo hay dos caminos por el lado de Atlántico con acceso a la finca, el relatado en este texto, y otro que queda al este del lugar, el cual, de acuerdo con los moradores, está dañado. Empero existe otra hipótesis de que los asesinos pudieron ingresar por la parte de atrás de la finca, en donde hay una carretera que conecta con Galerazamba, Bolívar.

Las dudas sobre ese hecho, dos meses después del hallazgo del cuerpo, rondan en la cabeza de los jornaleros y los habitantes de Juan de Acosta. Una de estas es la identidad de la víctima mortal, otra es saber en qué momento se cometió el asesinato y, por último, si el hombre llegó con vida hasta el pozo. 

El hallazgo

Por esta trocha llena de barro se ingresa a la finca.

José David Charris Molina, de 65 años, es quizá el hombre más cercano a la finca ‘Mati’, ya que los terrenos en los que habita desde que tiene uso de razón se encuentran a 15 minutos de donde apareció el cuerpo sin vida.

“A eso de las 10:00 de la mañana un hombre estaba buscando a una vaca que se le había perdido, y en ese momento cuando pasaba por el pozo sintió un olor a podrido, incluso llegó a pensar que el animal se había caído al vacío, por lo que rápidamente miró y se encontró con un hombre flotando en el fondo”, contó Charris Molina.

El testigo llamó a la Policía, quienes debido al difícil acceso a la zona llamaron a José David: “Eso queda cerca de mi casa y ellos no sabían dónde era, entonces llegaron donde mí para que los ayudara (…) cuando llegamos allí yo mismo pude ver el cuerpo en el fondo y la cabeza a un lado, en un alto estado de descomposición, parecía una calavera ya”.

A la víctima la hallaron con toda su ropa completa: un jean azul y un suéter verde; pero, en el fondo quedaron unos zapatos negros, los cuales hoy día siguen allí.

Por su parte, según el relato del hombre, el CTI de la Fiscalía duró prácticamente todo un día para realizar la inspección y el levantamiento del cadáver debido a lo complicado que fue sacar a la víctima del pozo: “Tuvieron que esperar a los bomberos de Juan de Acosta para que por medio de poleas y cuerdas sacaran el cuerpo decapitado (…) a mí me dijeron ellos mismos que no pudieron sacar la cabeza porque ya era muy tarde, yo creo que eso está ahí todavía”. 

Esta creencia no es solo por parte de Charris Molina, otros habitantes de las parcelas que se encuentran ubicadas en la periferia del lugar del hallazgo, también creen que esta parte desmembrada del hombre aún está presente en las profundidades de aquel siniestro agujero lleno de fango, y que es la casa de muchos insectos.

Se conoció que el terreno donde fue descubierto el cuerpo lo usan muchos de los jornaleros de la zona para guardar el ganado: “Está abandonado, allí había una casa pero por el descuido se desmoronó. Ya esa finca tiene mucho tiempo sola”.

Clan del Golfo

Sobre el caso del descubrimiento del hombre decapitado en la finca ‘Mati’, fuentes de la Policía del Atlántico señalaron que no se descartaba que el caso pudiera estar relacionado con una incursión del Clan del Golfo en la población costera.

Cabe resaltar que, desde hace meses, las noticias de que parte de esta estructura criminal vienen extendiéndose por el Atlántico y han acaparado los titulares de la prensa judicial. Capturas de cabecillas, pero también incautaciones, homicidios selectivos, narcotráfico, microtráfico y extorsión hacen parte de la lista de los crímenes que se les atribuye a este grupo en el departamento.

El rumor creció en la zona cuando Marco Aurelio Molina Padilla, un campesino que se encontraba en una finca del corregimiento Media Luna fue asesinado a bala, el pasado 31 de marzo. Sobre este crimen, el coronel Carlos Currea Barrera, comandante de la Policía del Atlántico, le confirmó a esta casa editorial que el hecho fue atribuido a la estructura criminal del otrora capo Otoniel.

Y es que días antes de ese atentado, en los corregimientos de Bocatocino y Santa Verónica, circularon panfletos en los que señalaban a varias personas como objetivo militar. Los papeles estaban firmados por esta estructura criminal.

El caso de Abimael

Para los costeros no es común ver este tipo de escenas en el municipio, usualmente escuchan los casos que vienen desde pueblos aledaños e incluso desde Barranquilla. Sin embargo, en el 2021 hubo un caso sonado en dicha jurisdicción. 

En el corregimiento de Chorrera fue secuestrado y posteriormente asesinado Abimael Tilano Molina, de 73 años. En la mañana del pasado 20 de septiembre el hombre se fue a trabajar como de costumbre en su finca y desde allí no se supo más de él.

A 35 días de haber desaparecido (24 de octubre), 20 personas comenzaron a buscar a Tilano Molina por los alrededores del lugar en donde había sido visto por últimas vez. En la zona encontraron la mochila que usaba la víctima mortal. 

Según se conoció, al lado de la prenda había un hueco y cuando las personas comenzaron a cavar se encontraron con los restos de un hombre. Sin embargo, solo hasta el pasado mes de enero de 2022, Medicina Legal confirmó que los restos hallados en la finca pertenecían a Abimael Tilano Molina, por lo que procedieron a la entrega legal a sus familiares.

Un completo desconocido

Habitantes de Juan de Acosta y sus corregimientos conocen del caso del decapitado, lo referencian e incluso saben de la zona en donde sucedió; aunque, todos coincidieron como si estuviesen conectados telepáticamente: “Ese señor no era de por acá, porque nadie lo conoce”.

Cabe destacar que el cadáver fue hallado en un alto estado de descomposición y fue trasladado por el CTI a las instalaciones de Medicina Legal, en Barranquilla, en donde se pensaba que alguien llegaría para reclamarlo, pero esta diligencia aún no se ha cumplido.