La dermatitis atópica o Eczema es un trastorno que provoca enrojecimiento de la piel y picazón. Es frecuente en niños, pero puede manifestarse a cualquier edad.
La dermatitis atópica es duradera (crónica) y suele exacerbarse periódicamente. Puede manifestarse junto con asma o con rinitis alérgica (fiebre del heno).
No se ha encontrado una cura para la dermatitis atópica. Sin embargo, los tratamientos y las medidas de cuidado personal pueden aliviar la picazón y prevenir nuevos brotes. Por ejemplo, es útil evitar los jabones fuertes, humectar la piel de forma regular y aplicar cremas o ungüentos medicinales.
Los signos y síntomas de la dermatitis atópica varían ampliamente de una persona a otra y comprenden: piel seca; picazón, que puede ser grave, especialmente durante la noche; manchas de color rojo a marrón grisáceo, especialmente en las manos, los pies, los tobillos, las muñecas, el cuello, la parte superior del pecho, los párpados, la parte interna de los codos y las rodillas, y, en el caso de los bebés, el rostro y el cuero cabelludo; pequeños bultos, que pueden perder líquido y cubrirse con una costra al rascarse; piel engrosada, agrietada, escamosa, y piel en carne viva, sensible e inflamada por rascarse.
Por lo general, la dermatitis atópica comienza antes de los 5 años y puede continuar hasta la adolescencia y la edad adulta. Algunas personas presentan exacerbaciones periódicas que luego desaparecen por un tiempo, incluso por varios años.
La piel sana ayuda a conservar la humedad y ofrece protección contra las bacterias, los irritantes y los alérgenos. El ezcema está relacionado con una variación genética que afecta la capacidad de la piel de proporcionar esta protección. Esto da lugar a que la piel se vea afectada por factores ambientales, irritantes y alérgenos.
En algunos niños, las alergias alimentarias pueden incidir en la aparición de eczemas.
El factor de riesgo principal de la dermatitis atópica es tener antecedentes personales o familiares de eczema, alergia, rinitis alérgica (fiebre del heno) o asma.
Las complicaciones de la dermatitis atópica pueden ser:
•
Asma y rinitis alérgica (fiebre del heno). A veces, el eccema precede estas enfermedades. Más de la mitad de los niños pequeños con dermatitis atópica contraen asma y rinitis alérgica.
•
Picazón y descamación crónicas de la piel. El trastorno de la piel llamado neurodermatitis (liquen simple crónico) comienza con picazón en una parte de la piel. Rascas la zona y pica aún más.
•
Infecciones de la piel. Perforarse la piel por rascarse repetidamente puede causar llagas abiertas y grietas.
•
Dermatitis irritativa de las manos. Afecta especialmente a las personas cuyo trabajo con frecuencia requiere que tengan las manos húmedas y expuestas a jabones, detergentes y desinfectantes fuertes.
•
Dermatitis alérgica de contacto. Esta enfermedad es frecuente en personas con dermatitis atópica.
•
Problemas de sueño. El ciclo de picazón-rascado puede dar lugar a una mala calidad de sueño.