Sin embargo, en la mañana del sábado 6 de agosto, en vísperas de un nuevo aniversario de esa pasión rojiblanca encendida por su valiente madre, doña Carmen está reluciente, en sus cabales y tan feliz como un niño que se alista para ir al parque.
Tierna y amable, recién bañada, impecablemente vestida y sentada en una mecedora, luciendo una sonrisa que invita y abraza, recibió a AL DÍA en la terraza de su casa en el barrio Olaya.
“Muchas gracias por acordarse de mi madre, que daba todo por Junior”, dice orgullosa esta señora que es la viva historia del equipo que se ha convertido en símbolo de la ciudad y de la región Caribe.
La acompaña Guadalupe Rodríguez Mejía . ‘Lupe’, como prefiere que la llamen, es una de sus siete descendientes (dos mujeres y cinco varones) y una de los 19 nietos de Micaela Lavalle.
“Mi mamá siempre nos ha hablado de mi abuela y de cómo fundó a Junior. Ella, a pesar de su edad y sus achaques, está pendiente del equipo y pregunta si ganó o perdió”, cuenta ‘Lupe’, con quien vive doña Carmen.
También está presente Jennyfer Rodríguez Stevenson, bisnieta de Micaela (una de los 14 que tuvo). “Ella seguía mucho al equipo, pero en los últimos años nos vimos obligados a quitarle la televisión para los partidos por las emociones que le generan. Es muy apasionada. Antes iba al estadio y todo. Lloraba de felicidad y tristeza”, cuenta Jennyfer.
“Ella siempre nos ha contado y recalcado quién fue Micaela Lavalle , y nosotros le hemos transmitido esa historia a nuestros hijos”, agrega.
“Este amor tan insoportable”, como reza una pancarta de las barras que agradece a Micaela la creación del club tiburón , surgió un día como hoy, hace 98 años “debajo de un puente de aguas pluviales, en la Calle de las Vacas (30) con carrera Buen Retiro (32)”, según la descripción del valioso libro ‘Junior: una historia de diamantes’, de Ahmed Aguirre Acuña.
Micaela, con el apoyo de Efraín Borrero Castro, asumió el liderazgo en la misión de dar a luz a un equipo, interesada en que un grupo de niños, adolescentes y jóvenes, entre quienes figuraban Juan, Marco y Gabriel ‘Vigorón’ Mejía , tres de sus ocho hijos (cuatro hombres hombres y cuatro mujeres), pudieran continuar la práctica del fútbol a un nivel más competitivo.
No sospechaba ni dimensionaba que ‘Juventud Infantil’, como empezó a llamarse la escuadra del barrio San Roque , se convertiría en el motor del ánimo de toda la ciudad.
“En la casa de mi mamá se reunían, allá iban a practicar, allá se lavaban los uniformes, allá hacían sancochos cuando ganaban, allá se hacía todo, mi mamá hacía todo, ella decía así y ‘asao’”, recuerda doña Carmen sin dejar de mecerse suavemente.
“Yo siempre iba a verlos jugar, ellos me llevaban”, añade.
Al ascender a la primera categoría, el equipo asumió el nombre de ‘Juventud Junior’. “Lo de Juventud, por la simpatía que entonces irradiaba un equipo de los hermanos salesianos, de igual nombre”, explica Aguirre Acuña en su libro.
Desde el 12 de diciembre de 1936 pasó a denominarse como se le conoce actualmente.
“Cuando mi mamá se enfermó, dejó de lado el equipo y luego se murió. Enseguida, ‘Migomar’, Miguel González Martínez s e hizo cargo de Junior”, dice doña Carmen, que nació siete meses antes que Junior (9 enero de 1924).
“Rafael Fernández Díaz también fue socio de ella en el equipo y en mi casa se reunían. Cuando él se unió a mi mamá, el Junior subió bastante”, asegura la hija menor de Micaela en medio de sus remembranzas.
Para ella, “el Junior ya no es como antes”. “Los jugadores eran juiciosos y no bebían porque mi mamá los tenía… (se aprieta las manos como queriendo decir que los disciplinaba). Los muchachos de antes eran obedientes, los de ahora, qué carajo, les da lo mismo ganar o perder”.
También piensa que a doña Micaela y a su familia “no le correspondieron de la misma forma en que ella luchó por Junior”, pero agradece los homenajes y reconocimientos que le han hecho en diferentes momentos, como el busto de su madre en la Ventana de Campeones, el monumento dedicado a Junior.
“Mi papá la ayudó mucho”, afirma doña Carmen. “Mi abuelo estaba de acuerdo y mi abuela tenía un carácter fuerte para proponerse cosas”, dice ‘Lupe’.
Micaela Lavalle de Mejía nació el 15 de junio de 188 2 y murió el 20 de abril de 1965. Pero su legado sigue muy vivo. Late a través de su hija, sus 19 nietos, 14 bisnietos, 16 tataranietos y los miles de junioristas que están regados en Barranquilla, la región Caribe, Colombia y el mundo.
Gracias a Micaela se empezó a escribir la historia de los ‘Miuras’, como apodaron el equipo en su época aficionada por la bravura de sus jugadores en la cancha; los ‘Tiburones’, como lo bautizaron después. Gracias a esa mamá existe ‘Tu Papá’.